La Marina Alta tiene un máster en catástrofes naturales (incendios, inundaciones, temporales...), pero en terremotos esta todo por saber. Los cinco seísmos que se han producido en las últimas 25 horas (el primero y el cuarto, de 3,1 y 3 grados en la escala de Richter, fueron los de más intensidad y los que más alarma desataron entre los vecinos) han sacado a la luz que la comarca no es ajena a las amenazas sísmicas.

«Estos cinco terremotos son eventos normales en la dinámica y la actividad geológica del norte de Alicante. Cada mucho tiempo pueden ocurrir terremotos de más magnitud. Forman parte de nuestro entorno natural. Y dado que los vamos a sufrir, hay que investigar y tomar medidas de prevención», explicó ayer el catedrático de la Universitat d'Alacant y doctor en Geología, Pedro Alfaro.

El experto advirtió de que en el sur de Alicante, una zona en principio de mayor actividad geológica, sí se ha investigado más. Pero en el norte y en la Marina Alta no se sabe prácticamente nada. «Apenas hay estudios de las fallas activas en esta zona y son imprescindibles para investigar y conocer los terremotos».

Alfaro subrayó que si hay algo bueno en estas cinco sacudidas que han llegado a aterrorizar a los vecinos (en el primer temblor salieron en Benissa decenas de vecinos a la calle al temer que sus casas se hundieran) y que han causado desprendimientos en la iglesia benissera de la Puríssima Xiqueta, es que «se acrecienta el interés de los investigadores». En la Marina Alta hay campo para los sismólogos.

«Estos terremotos han sido de magnitud muy pequeña», afirmó este doctor en Geología, que precisó que los seísmos que ya suben a 5 grados «liberan casi mil veces más energía que el más fuerte de esta serie, que fue el de 3,1 grados».

El hecho de que los vecinos percibieran estos temblores como una explosión o un latigazo también tiene explicación. Alfaro matizó que los terremotos liberan energía térmica, energía elástica de ondas (la propiamente sísmica) y también ondas sonoras. «Si están cerca de la superficie, a 3 ó 4 kilómetros de profundidad, las personas escuchan el ruido de la rotura de la falla». Ese potente chasquido se aviene bien con la explosión que describían los vecinos de Benissa. «Pero el ruido también puede proceder del estremecimiento y la vibración de las viviendas», apuntó.

El experto subrayó que el Gobierno valenciano debería ponerse ya las pilas y crear un servicio geológico autonómico. Y sostuvo que, además de la investigación, también se hace imprescindible trabajar en la prevención. «Cada cierto tiempo vamos a tener terremotos. Son fenómenos naturales en una zona geológicamente activa como la nuestra». Abogó también por adaptar el urbanismo a los riesgos sísmicos.