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Tráfico

Xàbia pone hasta cien multas en un día en la Barraca pero no evita el colapso de coches

Los bañistas aparcan sobre la línea amarilla de prohibición que el consistorio ha pintado en toda la calle y sus vehículos entorpecen el paso de ambulancias

Xàbia pone hasta cien multas en un día en la Barraca pero no evita el colapso de coches

A este paso, la Policía de Xàbia se va a quedar sin boletines de denuncia. Los agentes pueden hartarse a poner multas en las calles que bajan a las calas de la Barraca y de Ambolo. Ni siquiera las sanciones disuaden a los bañistas de seguir aparcando en laterales de estos viales donde está prohibido. Fuentes de la concejalía de Seguridad Ciudadana aclararon ayer que ese alud de multas no responde a ningún interés recaudatorio, sino a la necesidad de evitar el colapso de coches en unos accesos que deben estar despejados para que puedan pasar los vehículos de emergencias. Los socorristas, sanitarios y los agentes ya tienen experiencia en subir por estas empinadas calles a accidentados a pulso ya que las ambulancias no podían pasar. A mediodía de ayer, una ambulancia de Servicio Vital Básico acudió a evacuar al dueño de un chalé que había sufrido una indisposición. Dos policías locales en moto abrieron paso al vehículo sanitario. El colapso es un riesgo.

Así las cosas, la policía se ha puesto seria. Esta semana ha habido días en los que los agentes han multado a cien vehículos que estaban estacionados sobre la línea amarilla de la calle de la Barraca. Pero las sanciones no surten efecto disuasorio. Ayer más de cincuenta coches estaban aparcados sobre esa línea de prohibido. Las señales que advierten de que acudirá la grúa tampoco hacen papel.

Además, estos días ha ocurrido que la policía ha tenido que llamar a la grúa para que retirase un coche que estaba estacionado en la rotonda que se ha creado cuando ya se llega a la cala y que facilita el giro en este «cul de sac». El automóvil bloqueaba un punto clave para dar algo de fluidez al tráfico en esta concurridísima playa.

Los dueños de chalés en la calle de la Barraca han colocado carteles de «no aparcar» en las puertas de sus casas. Este vial y el de Ambolo no están, además, para muchos trotes. Tienen el firme bastante deteriorado.

La cala de la Barraca está este verano de moda. Los turistas quieren tomarse la foto en las pintorescas casitas blancas y azules de pescadores. El nuevo restaurante Cala Clemence (es el segundo de esta playa) también atrae a visitantes. El propietario de este negocio, Eric Slama, ha querido arrimar el hombro para mitigar el colapso de coches. Anima a sus clientes a dejarse el coche en casa y acudir en taxi. Si presentan el tique del taxi, les rebaja un 10 % la cuenta.

La Barraca va por el mismo camino que la Granadella, que el ayuntamiento cerró a los coches el pasado verano. El caos era tremendo. No hay solución intermedia, ya que ni las multas sirven para persuadir a los bañistas de aparcar bien y bajar a pie.

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