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Una pared de ladrillo entre casas de colores en la Vila Joiosa

Vecinos recogen firmas para que se dé una solución a una enorme casa en pleno centro histórico cuyas obras se paralizaron hace 25 años

La fachada de la vivienda que da a Castelar. Carlos Brendel

Las casas de colores que dan al río de La Vila Joiosa se han convertido en una de las estampas más fotografiadas por lo singular de su fisionomía. Sin embargo, entre los rojos, verdes y azules de las viviendas se esconde una pared que desentona entre las demás por ser solo de ladrillo. Nada más. El rojo de este material destaca entre el resto de viviendas ya que, además, esa fachada es una de las más grandes del histórico casco antiguo vilero.

Ahora, los vecinos de esta zona quieren que esos ladrillos desaparezcan. Es decir, que el Ayuntamiento o la propiedad tome las medidas necesarias para dar una solución definitiva a este edificio que lleva 25 años paralizado y sin terminar. Pero el problema no es solo esa pared que da al río y ubicada en la calle Frai Posidonio Mayor. La otra fachada que tiene el inmueble, situado en el número 1 de la calle Castelar, tampoco sigue el estilo de colores del resto de calles, lo que también llama la atención al estar muy cerca de la Iglesia Fortaleza de la Asunción y dentro del conjunto declarado como Bien de Interés Cultural (BIC). En esta parte, es la piedra la que cubre la pared principal y el hormigón, el último piso.

Los residentes consideran la situación como un problema tanto para la imagen de la ciudad, que vende ese patrimonio cultural de las conocidas casas de colores, como para los que viven pared con pared. Y es que en todas las viviendas colindantes a esta enorme casa «tienen graves problemas de humedades» por «el agua estancada» y por «la basura que se acumula en este edificio sin terminar».

Así que el pasado mes de junio, los vecinos se pusieron manos a la obra para recoger firmas para pedir una solución a alguna de las partes implicadas. Así, según explicaron a este diario, la iniciativa partió de una nueva propietaria que adquirió una de esas casas cercanas y que comprobó que tenía humedades «entre otras cosas porque no tiene tejado y se cuela el agua». Las primer firmas las recogieron en papel y superaron las 100. Ahora, su iniciativa está en la página de «change.org» donde ya han acumulado más de 800 apoyos. Su petición va dirigida al alcalde vilero, Andreu Verdú, y a la directora general de Cultura y Patrimonio, Carmen Amoraga. En su escrito digital, lanzado por la Associació de la Vila Vella y que se puede leer en español, valenciano, inglés y francés, apuntan que «hay algunas propiedades» como la de la calle Castelar que «no añaden valor al aspecto y encanto de la ciudad» sino que se «convierten en una monstruosidad» y en un «edificio vacío durante 25 años».

Esta casa cuenta con cerca de 800 metros cuadrados de superficie, según las fuentes consultadas. La vivienda aparece en el Plan Especial de Protección y Conservación donde se recoge su «deficiente» estado de conservación. Hace cuatro años se desprendieron cascotes que obligaron a intervenir de urgencia para arreglar la fachada que da a Castelar. En ese momento, se retiró el material y se dejó la piedra que había debajo. Sin embargo, tendría que haberse «repiscinado» con mortero color amarillo. Pero nada se hizo de nuevo y se paralizaron las obras por segunda vez. La primera fue en 1992. La vivienda se encuentra actualmente en venta.

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