Los tripulantes de una embarcación de recreo rescataron ayer en la bahía de Altea a una tortuga boba (Caretta caretta) que agonizaba enredada en hilos de plástico y que también se había tragado gran cantidad de este material. La intervención de los navegantes fue providencial. Avistaron a la tortuga marina flotando en el mar. Apenas se movía. La acercaron a la barca y la rescataron con un salabre.

En la cubierta, le retiraron la gran cantidad de hilos de plástico que el animal tenía enredados en la aleta y que le impedían nadar. Entonces descubrieron que también tenía la boca llena de plástico, que se había tragado al confundir ese material flotante con una medusa.

La tortuga se asfixiaba. Uno de los tripulantes empezó a tirar y del estómago del quelonio salió una maraña de hilos. El animal empezó entonces a mover las aletas y, aparentemente, recuperó el vigor. Los tripulantes la echaron al mar y nadó con normalidad.

No obstante, el protocolo aconseja que se avise al 112 y que los veterinarios y biólogos del Arca del Mar, del Oceanogràfic, recojan a la tortuga marina y le hagan una concienzuda exploración para determinar si ha sufrido alguna lesión.