El ejercicio de descontextualización es sorprendente: una suite rodeada de mar. El equipo de arquitectura valenciano Mano de Santo y KMZero, Open Innovation Hub, se han aliado en la startup Punta de Mar y han desarrollado una habitación de hotel que flota. La han «botado» en el club náutico de Dénia, cuyo presidente, Jaime Portolés, es un convencido de un proyecto que descubre una nueva forma de experimentar el mar. Alojarse en una suite de 70 metros cuadrados con aseo y ducha, con una cama amplísima, con paredes de cristal y con una terraza chil out poco tiene que ver con lo que se experimenta cuando se navega en un barco (los camarotes suelen ser estrechos).

La originalidad del proyecto radica, precisamente, en trasladar la comodidad del hotel al mar. Esta habitación flotante, ideada para dos personas, es íntima y se balancea levemente con el oleaje. El habitáculo queda a apenas 40 centímetros de la lámina de agua. El mar acuna a los huéspedes. La sensación también dista un mundo de la de ir a bordo de un crucero.

El arquitecto Francesc García, de Mano de Santo, subrayó que hospedarse en este pabellón flotante «proporciona bienestar y conecta con el medio y el mar». También abundó en que estas habitaciones que pueden desplazarse (sin embargo, la experiencia es de alojamiento y no de navegación) no dejan «huella» en el medio ambiente. Pueden trasladarse por tierra y remolcarse por mar. «Además, hemos utilizado materiales sostenibles y de primera calidad», afirmó García.

El prototipo «botado» en el club náutico de Dénia se presentará en Fitur. Y se comercializará el próximo año. Raúl Martín, director de KMZero, precisó ayer que los clientes objetivos son los hoteles y las marinas de lujo. Dijo que esperan vender al año entre 50 y 75 unidades. El precio que estiman estará entre 150.000 y 200.000 euros.

Facturar 5 millones en tres años

La startup valenciana ya ha diseñado un plan de internacionalización. Y aspira a facturar el primer año un millón de euros y alcanzar los cinco millones en tres años. El turismo experiencial está de moda y, si ya triunfan los hoteles palafito, la opción de alojarse en una suite flotante y de dormir sobre las olas es la repanocha.

Raúl Martín está convencido de que este proyecto irá viento en popa. «El 60 % de los turistas buscan experiencias nuevas y la que les ofrece Punta de Mar lo es».

La habitación está equipada con domótica. Los huéspedes pueden controlar con una app la climatización, la iluminación, la música y los aromas. También pueden correr las cortinas y dejar a oscuras el dormitorio.

El presidente del club náutico de Dénia también le tiene fe a este proyecto. «Es fantástico. Sitúa a Dénia como referente del turismo innovador», destacó.