La toponimia no engaña. Ocaive viene del árabe «Al-Uqayba», que significa altura y águila. El Castell de l'Ocaive de Pedreguer es una peña de águilas. Un risco imposible. Aquí «anidó» en el siglo XII un castillo inexpugnable. La fortaleza islámica es hoy una ruina. Pero impresiona. Los maltrechos muros (apenas cuatro paredes) se alzan altaneros. Pregonan que l'Ocaive es inconquistable.

El castillo sale ahora a la luz tras 9 siglos. Los arqueólogos de ARPA Patrimonio, dirigidos por Pasqual Costa Cholbi, iniciaron el pasado 17 de diciembre una excavación de vértigo y de mucho pico y azada. Los primeros trabajos son de desescombro. Los arqueólogos incluso utilizan arneses cuando vacían de tierra las dependencias del castillo que estaban colgadas del precipicio. El flanco sudoeste se asoma a un cortado que mete miedo.

«La fortaleza tenía dos recintos. Estamos trabajando en el más alto, en el que corona la peña. Hemos encontrado un fragmento de un ánfora ibérica, materiales de la edad del bronce y también algo de cerámica romana. Es evidente que este lugar fue un refugio desde la antigüedad», explicó ayer el arqueólogo Pasqual Costa.

En el punto más alto del risco, se levantaba la torre de homenaje. Los arqueólogos han desenterrado la gran roca que era el umbral de la puerta de acceso. Se ve incluso la hendidura del quicio. Paredaño a la torre, cuyos robustos muros miden 94 centímetros de ancho, está el aljibe. Se observa con claridad el arranque de la bóveda. Este depósito de agua tiene en su parte superior sillares de piedras tosca (areniscas), que se trajeron desde la duna fósil del litoral de la Marina Alta. Construir el castillo fue una obra hercúlea y de altura. En el recinto que está un poco más abajo, en la ladera, hay otro aljibe. El agua, en una peña casi inaccesible, era la vida.

Los arqueólogos también saben ya que el acceso a la fortificación se hacía al filo del precipicio.

El castillo dominaba un trecho muy amplio de un territorio que estaba salpicado de alquerías islámicas. También servía para controlar uno de los accesos principales entre la costa, donde florecía la medina de Daniya (hoy Dénia), y el interior. Hoy esa vereda de antaño es la carretera de la Llosa de Camatxo, que conecta Pedreguer con Alcalalí y la Vall de Pop.

La intervención arqueológica todavía se prolongará hasta mediados de febrero. Luego se iniciará la consolidación del castillo. El proyecto lo ha redactado el arquitecto experto en patrimonio Antoni Banyuls. Sube a 336.391 euros. El Ayuntamiento de Pedreguer financia el 59 % y el resto lo aporta Europa a través del programa operativo Feder 2014-2020.