El ciclismo es una bendición para la Marina Alta. No hay duda. Pero hay sitios y sitios para aparcar las bicicletas. Un equipo profesional noruego paró ayer, tras el entrenamiento, a reponer fuerzas en la terraza de un local de hostelería de la Plaça de l'Església de Xàbia. Los corredores apelotonaron las bicicletas en el mismísimo pórtico de la iglesia gótica del siglo XVI. Una bici apoyada en la tosca o en los cañones no causa daño patrimonial, es evidente. Pero había otras paredes libres en las que dejar las bicis. En cualquier caso, es evidente que el turismo ciclista va a más en la Marina Alta y que los equipos profesionales están atrayendo a cicloturistas que quieren rodar por las mismas carreteras que sus ídolos.