El Ayuntamiento de Calp no ha dado todavía con la tecla para comprar sin pagar ni un euro los 15.016 metros cuadrados privados del yacimiento romano de Banys de la Reina, y el alcalde, Cesar Sánchez, del PP, ya quiere echarle el lazo a otro suelo estratégico, el del humedal de Les Salines. La lámina de agua tiene dueños. El Tribunal Supremo les dio la razón cuando pleitearon contra el Gobierno por incluir el humedal en el dominio público marítimo terrestre. «El ayuntamiento debe abordar en los próximos años la adquisición», lanzó el munícipe en el pleno del debate sobre el estado del municipio. Son deberes para la próxima corporación. Y Sánchez ya no estará. Tras ocho años de alcalde, no repite como candidato.

Pero el alcalde aún no ha dicho la última palabra sobre una laguna que ahora mismo está desnuda de protección. Figura en el catálogo de zonas húmedas de la Comunitat Valenciana. Y punto.

Sánchez avanzó que el próximo 2 de febrero, Día Mundial de los Humedales, dará detalles sobre la futura protección de Les Salines. No hay mucho misterio. Anunciará que se inician los trámites para declararlas parque urbano municipal.

El Consell tenía otros planes. Pero el hecho de que la lámina de agua sea privada los ha frenado en seco. En 2012, el entonces presidente del Consell, el popular Alberto Fabra, anunció que la laguna formaría parte del parque natural del Penyal d'Ifac. Y hace un par de años las Corts resucitaron ese proyecto. Pero tampoco ha hecho camino.

Les Salines atesoran una enorme riqueza ornitológica. Se han catalogado 173 especies de aves, entre las que destacan los flamencos. Los terrenos que rodean el lago sí son municipales. En los últimos años, se han eliminado escombreras (incluso se hallaron neumáticos). El consistorio ha recuperado caminos catastrales y ha creado una pasarela de madera y observatorios de aves. Ahora hay una ruta de 2,3 kilómetros que rodea un humedal que es una remanso natural constreñido por torres de apartamentos y grandes y transitadas avenidas.

Esta laguna seduce a los aficionados a la ornitología y ahora atrae también a senderistas. Pero todavía falta que la redescubran los vecinos de Calp.