El maestro heladero de Xixona Santi Gómez echó mano de modernas técnicas de cocina para, casi por arte de magia, recrear en un plato el paisaje de los bancales de viñas de Teulada-Moraira. Elaboró la receta en Fitur y deslumbró. Explicó paso a paso cómo ha descifrado el código del moscatel de Alejandría. El plato llevaba una bola de helado de esta uva. Pero lo acompañó de un aire destilado de vino de mandarina. Daba así un primer matiz de azahar y jazmín a la elaboración y empezaba a construir un paisaje en el que el viento de Llebeig trae aromas cítricos. Luego hizo una tierra. Casi parecían esos terrones de los viñedos que se deshacen al cogerlos con las manos. Un gel de azahar aportaba el salto térmico del día a la noche, y reforzaba la nota cítrica que contrasta tan bien con el dulzor de la uva de moscatel. El maestro heladero terminó su plato con un sorprendente golpe de efecto. Lo perfumó con hielo seco y creó una bruma que envolvía el helado y todos los otros ingredientes.

El numeroso público tuvo la oportunidad de probar esta maravillosa creación gastronómica. Santi Gómez les comentó que si el plato era bonito, «todavía lo es más el paisaje de Teulada-Moraira». Entra por los ojos. Y quienes saborean esta receta también se llevan a la boca un retazo del paisaje de la Marina Alta.