Los vecinos vuelven a conquistar sus calles y las llenan de flores y belleza. Es un fenómeno que empieza a echar raíces en algunos pueblos de la Marina Alta. En Llíber, los vecinos han convertido en un maravilloso jardín la calle La Pau. Da gusto caminar entre flores, macetas y coloridos muebles reciclados. Hay sillas de madera y de boga y banquetas que invitan al paseante a sentarse y a disfrutar de la paz de una calle que es el orgullo de sus vecinos y en la que paran los turistas a hacerse fotos y subirlas a las redes. Aquí ha ocurrido lo mismo que en el Carrer Estret del centro histórico de Xàbia. Sus vecinos también lo llenaron de plantas y flores. La belleza de estas calles estallará en primavera.