Eso de encontrarle sentido a la vida en una botella puede sonar a empinar el codo. No es el caso. La nueva cultura del vino es sana sanísima. El desesperado náufrago también fía a una botella que va a la deriva su mensaje de socorro. Pero, ahora que el mundo es un bombardeo de mensajes vacíos, cobra valor el gesto feliz de descorchar una botella de vino y encontrarse la sorpresa de un dicho cargado de sabiduría popular.

El «celler» de Les Freses de Jesús Pobre lanza mensajes en sus botellas. Son dichos populares valencianos. «Queremos reivindicar estos refranes y contribuir a que no desaparezcan», explica a Levante-EMV Mara Bañó, la viticultora que lleva esta pequeña bodega que está en la falda del Montgó, en un terreno en el que hace años se cultivaban fresas.

Los dichos abundan en la cultura festiva del vino. Los de las botellas de Les Freses son los siguientes: «Qui no beu vi, no entra al cel»; «al vi i al ball, de nit»; «el vi fa sang, l'aigua fang», y «oli, amic i vi, bàlsam diví». Van al tuntún. Es decir, que puede salir cualquiera al descorchar uno de los cinco caldos que comercializa esta bodega.

Quien abre una de estas botellas destapa la esencia de la cultura popular del vino. El mensaje es, en este caso, sabiduría gozosa. El vino espanta las penas.

Pero, aparte de estos mensajes, Les Freses lanza otros. Uno de ellos es el de la sostenibilidad. «Podríamos utilizar tapones de plástico, que son más baratos. Pero queremos corcho. Sabemos que así contribuimos a que existan bosques de alcornoques», afirma Mara Bañó. Además, la bodega busca soluciones de proximidad. El vidrio de las botellas viene de Montaverner. El corcho, de la Serra d'Espadà. Y las etiquetas las hace una empresa de Sueca. «Aquí reciclamos y apoyamos todos los oficios que están relacionados con el vino», subraya la responsable de la bodega.

Además, aunque Les Freses sea una pequeña bodega, genera economía. «Los labradores se extrañan de que no tengamos un tractor. Parece que los primeros ahorros del campo se deben dedicar a comprar esa maquinaria. Pero nosotros preferimos alquilarlo a una empresa de Gata». Y ahora, en pleno trajín de embotellamiento, este «celler» recurre a una embotelladora móvil de vino. «En España parece que las bodegas no puedan funcionar sin una cadena propia de embotellamiento. Pero nosotros apostamos por diversificar», precisa Bañó.

Ahora esta bodega va a lanzar un nuevo vino. Se llamará «Tallaruca». Y es tinto. El nombre ya da pistas. Se refiere a retales de viñedos en los que maduran distintas variedades de uva. «Hemos mezclado 12 variedades distintas y sale una mezcla que creo que va a gustar mucho». En el argot de la enología a esa mezcla se la llama con el término francés «coupage». Esa apuesta por un vino mestizo y diferente es otro mensaje que lanza Les Freses. En el «Tallaruca» todo encaja y suma. En la primera añada han salido 800 botellas.