Pepa Caselles, la creadora de 81 años Gata de Gorgos que se ha convertido en la Jackson Pollock de la Marina Alta, "barre" los prejuicios del arte. El mocho y la escoba simbolizan la desigualdad y la carga silenciosa del trabajo doméstico. Pepa los utiliza para dar rienda libre a su rebeldía. Rebeldía artística y vital.

El sábado se enfrentó a un reto nuevo para ella. "Yo creo sin que nadie me mire. Pero hoy le he pedido a la Mare de Déu no quedarme en blanco. Estoy nerviosa. Es la primera vez que pinto ante público". Y sí, lo hizo ante los vecinos del Poble Nou de Benitatxell, que contemplaron maravillados el trance creativo de esta artista de 81 años. Ella se pone sus coplas, vierte la pintura sobre el lienzo y crea sus composiciones (su estilo entroncaría con el expresionismo abstracto) con escoba y fregona. Tiene ojo para el color. Y su obra transmite fuerza. El público se sorprende de ver a Pepa, una encantadora anciana que irradia modestia, transformada en un torbellino creativo.

"Soy libre cuando pinto", confiesa. "Josep Ginestar (el profesor de la Escola de Plàstica Experimental A. Vives) me dice que no me preocupe y que vaya a la mía. Y eso hago".

Pepa Caselles facturó en un santiamén tres magníficas obras. Todas distintas y tremendamente originales. Le vino, sin duda, la inspiración. Los espectadores se sorprendieron de que no se sintiera abrumada por la responsabilidad del arte. Pero esta artista, sosias de Jackson Pollock, es absolutamente libre. Su "performance" formaba parte de la programación del Día de la Mujer. A sus 81 años, Pepa Caselles "barre" con su escoba y el mocho un puñado del prejuicios del arte y de la vida. Es un ejemplo.