La iglesia-fortaleza de Xàbia, una de las joyas del gótico valenciano, está un poco más cerca de sacudirse goteras y humedades y de coser grietas recientes e históricas (la más antigua, la del ábside, la abrió el terremoto de 1748 con epicentro en Montesa). El Consell ya ha dado el visto bueno a las obras de emergencia. El proyecto lo ha redactado el arquitecto conservador de la Catedral de València, Salvador Vila. La directora general de Cultura y Patrimonio, Carmen Amoraga, que ayer estuvo en Xàbia, firmó el viernes la autorización. Falta que el ayuntamiento dé ahora el permiso de obras. Y también queda otro trámite de nada: reunir los 500.000 euros de esta actuación de emergencia.
El párroco de esta iglesia del siglo XVI de Sant Bertomeu, Salvador Torrent, confía en que las administraciones arrimen el hombro. Amoraga dijo ayer que la parroquia puede, por supuesto, acogerse a las líneas de subvenciones de restauración del patrimonio histórico. Torrent avanzó que, sea como fuere, la parroquia va a tirar adelante con las obras. Acompañó a Amoraga, al alcalde de Xàbia, José Chulvi, y al concejal de Cultura, Quico Moragues, en un tour por el templo. Las humedades saltan a la vista. Urge sanear la cubierta de la sacristía y de la capilla de la comunión. La torre sufre un fuerte desgaste. Los peldaños de la escalera de caracol están casi impracticables. Llevan a uno de las maravillas del templo: la cubierta con los peculiares «muntons».
Pero Xàbia tiene más reivindicaciones. El alcalde y el edil de Cultura pidieron a la directora de Patrimonio ayuda para rehabilitar el refugio antiaéreo de la Guerra Civil situado en el puerto, para editar un libro que recoja las investigaciones de la Cova de Migdia del Montgó (un santuario funerario de la prehistoria) o para poner en valor el yacimiento del Cap Prim (los arqueólogos descubrieron el pasado diciembre un horno metalúrgico de la Edad del Bronce). Los responsables municipales también le hablaron a Amoraga de otro proyecto, el de crear una ruta arqueológica submarina junto a l'Illa del Portitxol. Este litoral funcionó como fondeadero natural desde la antigüedad y ha dado numerosos hallazgos de época romana.
