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Urbanismo

Las extrañas arquitecturas de la Plana del Montgó

La partida de Xàbia, que forma parte del parque natural, esconde viviendas tan singulares como el iglú de Eladio Calleja

Las extrañas arquitecturas de la Plana del Montgó

El Montgó tiene muchas perspectivas. Salta a la vista su belleza pétrea. Su riqueza natural es extraordinaria. Cuenta con más de 650 especies botánicas catalogadas. Esta montaña, declarada parque natural en 1987, también atesora un gran patrimonio cultural. Abundan los yacimientos arqueológicos (Benimaquia, la Cova del Barranc del Migdia o la Cova Ampla) y los lugares de exacerbada religiosidad (les Coves Santes, el Monasterio de la Mare de Déu dels Àngels o la Coveta del Pare Pere). Pero otra visión posible y apenas explorada es la arquitectónica. El Montgó conserva construcciones tradicionales como casups, corrales o molinos de viento. En sus laderas todavía se dibujan las hiladas de los muros de piedra en seco. El parque natural es, de hecho, todo un monumento de la piedra en seco, técnica declarada ahora Patrimonio Cultural de la Unesco.

Una faceta muy poco conocida del parque natural y, en concreto, de la partida de la Plana de Xàbia es la de las arquitecturas singulares y un punto estrambóticas. Este antiguo núcleo rural de casitas tradicionales que corona la planicie que llega hasta el cabo de Sant Antoni esconde auténticas rarezas. La construcción más extraña es el iglú que construyó en los años 60 el artista Eladio Calleja. Fue estudio y sala de exposiciones. Calleja había estado viviendo 18 meses con los esquimales en Groenlandia. De allí se trajo la idea de levantar el iglú. Y eligió un lugar con tanta fuerza telúrica como es la Plana.

Otra peculiaridad del lugar es que reúne el conjunto de molinos de viento más importante de la Comunitat Valenciana. Once molinos coronan la montaña. Los hay de propiedad municipal y también privados. José Huguet, que posee tres de estas construcciones, las ha restaurado piedra a piedra y las ha hecho habitables.

Otra vivienda sorprendente es la que esta justo detrás de los molinos de propiedad municipal. Es un chalé de revestimiento pétreo y de perfil muy bajo. Prácticamente no se ve. Lo diseñó en 1984 el arquitecto gallego Manuel Jorge, quien, influido por Frank Lloyd Wright y Óscar Niemeyer, propugnaba la arquitectura orgánica y la integración de los edificios en el paisaje. Esta vivienda aparece ahora en varios portales inmobiliarios. La tienen a la venta por 1,6 millones de euros.

La Plana fue en los años 60 uno de los puntos de efervescencia del movimiento hippie en España. Se adelantó a Eivissa. Y esa filosofía también ha dejado su impronta en casas de piedra de inspiración telúrica y que, de hecho, parecen emerger con toda naturalidad de la montaña. Ese puñado de arquitecturas extrañas merece ya un estudio.

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