«Estamos desesperados. Ya va para un año que se llevaron a mi hermano y no sabemos absolutamente nada». Nazaret Guidice, una joven venezolana que reside en Xàbia, se ha decidido a pedir públicamente ayuda. «En Venezuela hemos agotado todas las vías para esclarecer qué ha pasado con Jonathan. Nuestra última esperanza es que un llamamiento desde España pueda reactivar la investigación».

Nazaret refleja la angustia de toda la familia. Son ocho hermanos. Jonathan, de 48 años (los cumplió este jueves), regentaba una licorería en una zona industrial de Municipio Plaza, en el estado de Miranda y próximo a Caracas.

El 16 de abril, según consta en la denuncia que la familia presentó dos días después ante la División contra la Extorsión y Secuestro (pertenece al Ministerio del Poder Popular, Relaciones Interiores y Justicia), llegaron al negocio de Jonathan varios individuos que «portaban armas de fuego». Le obligaron a subirse en un coche e incluso le golpearon en la cabeza con la culata de una de las pistolas. Horas después la familia recibió una llamada telefónica (este hecho también se detalla en la denuncia) y un desconocido les dijo que habían secuestrado a Jonathan y exigió 40.000 dólares a cambio de su liberación.

«Va para un año que ocurrió. Los secuestradores dijeron que eran funcionarios de un cuerpo de policía del gobierno. Ya no hemos vuelto a saber nada de mi hermano», relató ayer Nazaret. La joven dijo que la familia vive desde entonces una gran zozobra. Tres hermanos están en España y un cuarto en Ecuador. Los otros tres siguen en Venezuela. Uno de ellos ha intentado hacer indagaciones, pero no ha dado ni con un indicio. A Jonathan se lo ha tragado la tierra.

La familia que sigue en Venezuela logró que la Fiscalía Anti Extorsión y Secuestro les otorgara el estatus de víctimas y les diera medidas de protección.

Nazaret muestra una fotografía de su hermano. Recuerda que precisamente este jueves fue su cumpleaños. Y cree que su petición de ayuda puede tener eco en España y activarse algún procedimiento para encontrar a Jonathan. La familia no pierde la esperanza. Y desde Xàbia, a miles de kilómetros de Venezuela, hace público este caso de secuestro e intenta así dar un nuevo impulso a la investigación.