Le detuvieron en su domicilio de Dénia con el martillo todavía ensangrentado en la mano por la presunta agresión a martillazos a su mujer y a su hijo. Ayer, en el juicio, negó los hechos y rechazó que su abogada negociara cualquier tipo de conformidad para tratar de atenuar las penas de más de 35 años de prisión que se le reclamaban por los delitos de asesinato y homicidio en grado de tentativa, amenazas y malos tratos habituales. La defensa alegó que el acusado pudo sufrir un brote psicótico porque decía no recordaba nada de lo sucedido, pese a que los forenses descartan que padeciera enfermedad mental alguna.

El juicio por este caso de violencia machista quedó ayer visto para sentencia en la Audiencia de Alicante. La vista oral se celebró a puerta cerrada por expresa petición de las víctimas, argumentando que el interrogatorio iba a versar sobre cuestiones íntimas.

El acusado es un ciudadano británico de 70 años de edad que fue arrestado en abril de 2017. La Policía de Dénia acudió a la vivienda familiar por una llamada de los vecinos que escucharon fuertes gritos en el piso. Ayer durante el juicio se limitó a negar todos los hechos y a decir que era inocente. Al ser preguntado por hechos concretos, como la agresión a martillazos, el acusado alegó que no se acordaba de nada de lo que había ocurrido, sólo que estaba de pie lleno de sangre con el martillo cuando los agentes le detuvieron. En algún momento de la declaración también admitió que tuvo un forcejeo con su mujer y que sólo pretendía defenderse. Por eso su defensa planteó, además de la enajenación mental, una atenuante por legítima defensa. Desde que ocurrieron los hechos, el procesado permanece en prisión preventiva.

Madre e hijo ratificaron ayer ante el tribunal que sufrieron un calvario de una década de maltrato físico y psicológico y que culminó con el ataque a martillazos que casi acaba con la vida de ambos. Los dos sufrieron un tratorno de estrés postraumático y ayer declararon acompañados por personal para darles apoyo psicológico.

De estos malos tratos habituales el acusado también se limitó a negar todo. Sólo admitió un enfrentamiento que tuvo con el hijo de su pareja cuando venían de Inglaterra a España de vacaciones y se les estropeó la furgoneta. El hijastro, de unos veinte años de edad, asegura que el acusado le propinó un puñetazo cuando le recriminó al averiarse la furgoneta porque le dijo que deberían haber comprado una nueva. El acusado sólo admitió que le cogió de la solapa de la cazadora.

La familia venía todos los veranos a pasar la vacaciones de verano a España y se estableció en Dénia en 2016 de manera permanente. Según la Fiscalía, durante aproximadamente una década la mujer y su hijo sufrieron continuas humillaciones e insultos del acusado, todo ello con la intención de «menoscabar la integridad moral de ambos». Les decía de forma reiterada que eran «parásitos», «basura» y «unos mierdas». Además, a su esposa le decía que «la había comprado y que tenía que hacer todo lo que él decía, que no valía nada sin él». Al hijo le decía que era «una pequeña mierda y que tenía que callarse siempre, que era una pérdida de espacio vacío, que no valía nada, que no hacía nada bien y que nunca llegaría a ser nada».