Hubo un tiempo en el que Xàbia era la meca del ocio. Tenía discotecas para aburrir (el Caracol, el Molí, Hacienda, Menta...), cines de invierno y de verano en el pueblo, Duanes y el Arenal, una pista de patinaje y hasta una gran bolera en la playa del Arenal. La bolera cerró hace más de 20 años. Y se convirtió en una ruina. Estaba en el sótano de un edificio comercial al que el abandono de ese negocio subterráneo le ha pasado factura. La estructura, con los forjados oxidados, sufría graves problemas. El inmueble se construyó hace 50 años con técnicas hoy ya superadas. Ahora no hubiera pasado la ITV ni de casualidad. Además, amenazaba con colapsar.

El pasado mes de enero la empresa de Xàtiva especializada en rehabilitaciones Víctor Tormo, S. L., (Vito de nombre comercial) se puso manos a la obra. La intervención la asumen los negocios que están sobre la ruinosa bolera, el supermercado Masymas y los restaurantes la Perla, los Remos-la Nao y otro local que ahora es un kebab. El encargado de la obra, Roberto Marí, explicó ayer que la intervención, que todavía se prolongará algunos meses (estará acabada, eso sí, antes de verano) es «complejísima». De momento, la empresa ha tenido que colocar en el sótano, de 1.500 metros cuadrados, nada menos que 2.400 puntales. «Hay tramos del forjado que están muy dañados. Debíamos, antes que nada, garantizar la seguridad de la estructura», explicó ayer Roberto Marí a Levante-EMV.

Los trabajadores (25 están consagrados a esta complicada obra) también han desmontado la cubierta, que pesaba un quintal. La nueva recuperará las tejas. La rehabilitación consiste en reforzar los pilares, colocar vigas de última generación y abrir los forjados, limpiarlos a fondo por dentro y «pasivizarlos» (revestirlos con una película contra los agentes externos y la corrosión). Este sótano presenta otro problema. Está por debajo del nivel freático y, cuando sube el mar, hay riesgo de que se inunde. Cuenta con bombas para sacar el agua.

Incluso hay que rehacer la estructura y cambiar los forjados unidireccionales, que ahora son ya ilegales, por otros modernos y que distribuyan las cargas.

Esta compleja obra de ingeniería civil la dirige Incosuma, una de las firmas más avanzadas en rehabilitaciones, y colabora la Universitat Politècnica de València. Rescatar una estructura antigua, deteriorada y que llevaba años precariamente apuntalada tiene su intríngulis.

Eso sí, los nostálgicos de la vieja bolera que se olviden de volver a entrar. El sótano se cerrará y, como mucho, lo podrán gastar como almacén los negocios que están sobre él. Esta manzana comercial está situada en el extremo sur del paseo del Arenal.