Raúl Vives Moll, un emprendedor de Teulada de 30 años, cree que los viajes están demasiado milimetrados y aboga por reivindicar la libertad y esa magnífica sensación de plantarse en un cruce de caminos y dejarse guiar por la intuición. «Ya nos marcan bastante los ritmos del día a día como para que en las vacaciones también nos lo planifiquen todo», afirma Raúl, que es de los que piensan que el viaje es el destino, es decir, que vale la pena embarcarse en una de esas aventuras en la que se disfruta cada segundo y cada kilómetro.

Este joven empresario puso en marcha hace un año la empresa Road Trip Aventure. El concepto es sencillo. Alquila furgonetas camper. Estos vehículos están completamente equipados para hacer vida. «Esta es la joya de la corona», afirma, mientras abre el portón trasero de una furgoneta en la que no falta de nada. Las puertas están aisladas con fibra de vidrio, tiene calefacción estacionaria, conexiones para el móvil y el ordenador, un grifo de ducha, piqueta, una cocina portátil, nevera, mesas y camas. Él mismo ha diseñado el interior. Y ya trabaja en otro modelo que estará por dentro revestido de madera y que llevará dentro un portabicicletas.

Estas furgonetas camper son ideales para amigos y familias. Se alquilan por días. Sirven para una escapada a la montaña o a un pueblo de interior de fin de semana, y también para cargar las tablas de surf o las bicicletas de montaña y marcharse a descubrir playas y parajes.

Raúl se enamoró de esta manera de viajar sin tener necesidad de buscar un sitio fijo para dormir y sin marcarse más objetivo que el de disfrutar de cada momento del viaje. Cogió la furgoneta y dio la vuelta a la piel de toro (a toda la Península Ibérica por la costa). Hizo nada menos que 3.600 kilómetros.

La empresa da todo tipo de servicios a los clientes. Los recoge en el aeropuerto. Les facilita en Teulada parking para que dejen su coche y se «embarquen» en el viaje en la camper. Asegura que sus clientes están encantados. Le envían fotografías de allí donde hacen parada. Él les dice que estos viajes son de improvisar y descubrir rutas y lugares que, en principio, los viajeros no se habían marcado en el mapa. Y cuando los clientes regresan le dan la razón. El viaje les lleva. Recuperan el placer de viajar sin ataduras.