Ya va para un siglo que Dénia encontró su gran tesoro islámico. Los obreros que a finales de 1920 hacían una zanja en la calle Historiador Palau para las canalizaciones del agua hallaron una gran jarra que contenía nada menos que 170 piezas de esmerada orfebrería. Los trabajadores debieron quedarse un poco despagados cuando comprobaron que no eran de oro ni de plata.

Pero en los descubrimientos arqueológicos no es oro todo lo que reluce. Y este tesoro, pese a ser de bronce, resplandece con la fuerza de su enorme singularidad. No se ha hallado un tesoro igual en todo el territorio de lo que fue al-Andalus. La colección sí guarda similitudes con los tesoros de Caesarea (Palestina), de 150 piezas, y de Tiberiades (Israel), de un millar de objetos. El tesoro de Dénia llegó de Oriente, en concreto, del califato fatimí.

El director del Museu Arqueològic de Dénia, Josep A. Gisbert, aclara que el conjunto hallado en la calle Historiador Palau se conoce como «ocultación». Las piezas, algunas rotas, se escondieron dentro de la jarra para fundirlas algún día. Ese día, por suerte, no llegó.

Gisbert subraya que estas joyas de orfebrería (son de bronce, pero también tienen latón y cobre) están datadas en la segunda mitad del XI y es probable que llegaran a Daniya por un intercambio. El califa fatimí pidió el emir de Dénia, con el que mantenía una excelente relación, ayuda ya que su tierra sufría una tremenda hambruna. Daniya envió una nave cargada de trigo y otros alimentos. Y el califato pudo corresponder con el regalo de las magníficas manufacturas de bronce.

Ahora el Museo Arqueológico Nacional de Madrid está preparando una gran exposición sobre el arte del metal en al-Andalus. La inaugurará en octubre y se podrá visitar hasta abril. Y, claro, no podían faltar las piezas del tesoro de Dénia. El museo dianense cederá 15 metales. En la valija arqueológica, viajarán a Madrid brazos de candelabro, esencieros, piezas de vajilla, un mezclador de tintes, hisopos o acetres (son vasijas que en al-Andalus se usaban para sacar agua de tinajas y pozos). Estas piezas se fabricaron en Egipto, Khorassan (Irán) y en Ghazna (Afganistán). Que llegaran a Dénia demuestran el poder comercial que la ciudad tuvo en el Mediterráneo en los siglos XI y XII.

El director del museo dianense está ahora preparando las fichas de estas piezas; fichas que formarán parte de la exposición y el catálogo de la gran exposición sobre la orfebrería de al-Andalus que será uno de los acontecimientos culturales más importantes del próximo otoño.