La Fundació Cirne de Xàbia le da cuerda al reloj de la memoria. Ha publicado el cuento «Història d'un vell rellotge», con el que Antonio Armell Lon logró en 1988 el segundo premio de un certamen literario de RNE. Las ilustraciones, magníficas, son del artista Chema Recuerda. La fundación repartirá el cuento en los colegios de Xàbia. Además, reivindica a su autor, a quien la posteridad no ha tratado con la justicia que se merecía. Antonio Armell Lon es hoy un desconocido en la Marina Alta. Sin embargo, tiene una entrada en la Biblioteca de Catalunya. Allí se dice que fue poeta y directivo de la empresa hidroeléctrica ENHER.

Nació el 1 de diciembre de 1919 en Dénia. Pero a los pocos días su familia se trasladó a Xàbia. En este pueblo vivió Antonio Armell hasta que en 1938, con 18 años, se incorporó al ejercito republicano para combatir el golpe de estado franquista.

Tras la Guerra Civil, estuvo encarcelado en Alicante. Fue compañero de prisión de Miguel Hernández, con quien trabó amistad. Ambos habían militado en el partido comunista y fueron comisarios políticos durante la contienda. Armell sobrevivió a la represión franquista. Se estableció en Barcelona, donde hizo carrera como dirigente empresarial. Cultivó la poesía. Nunca abandonó el ideal republicano. Y, años después, se convirtió en el promotor de uno de los proyectos artísticos y culturales más ambiciosos de cuantos se han gestado en la Marina Alta. En la finca de la Muntanyeta, en la Xara, construyó arquitecturas típicas del Mediterráneo. Sobresalía un minarete. Todavía sigue en pie. Es una de las construcciones más sorprendentes de la comarca. También en la «Muntanyeta» Armell dio rienda libre a su pasión bibliófila. Su biblioteca era impresionante.

«Queremos recuperar la memoria de un personaje de este pueblo que ha pasado sin pena ni gloria», afirmó ayer Andreu Ros, uno de los patronos de la Fundació Cirne, quien recordó que Armell volvió a Xàbia en 1986 para pronunciar una conferencia sobre Miguel Hernández, el poeta con el que estuvo en prisión. La sala, sorprendentemente, se llenó. Los vecinos querían reencontrarse con Antonio Armell, quien, a partir de entonces, empezó a colaborar en la revista Recull, del Ateneu de Xàbia.

Mientras, Antoni Espinós, secretario de la Fundació Cirne, subrayó que el proyecto de la Muntanyeta perseguía el propósito de mostrar «que la cultura es universal». Fue un fracaso. Hoy las ruinas de esa sueño pertenecen a una promotora de Calp. Espinós también recordó que a Armell, fallecido el 30 de enero de 2005, lo enterraron con una bandera republicana sobre el féretro. En el funeral, se leyó un capítulo de El Quijote.

«Història d'un vell rellotge», el cuento que recupera el tiempo perdido y rescata del olvido a Antonio Armell Lon. Otro dato de la relevancia: Fue uno de los intelectuales que asistió en 1990 en Montauban (Francia) a los actos de los 50 años de la muerte de Manuel Azaña.