Mal ha empezado el nuevo servicio de socorrismo en las playas de Teulada Moraira. No hace más de dos días se tuvo que recurrir a medios que prestan sus servicios en playas de municipios vecinos, ¿la razón?, no disponer de una embarcación de rescate adscrita en las playas de Teulada Moraira. Puede resultar extraño para los usuarios de estas playas de en un municipio de estas características, con varias playas con gran afluencia, y su litoral escarpado, así como la gran actividad de embarcaciones de recreo, que no se disponga ni se exija una herramienta tan fundamental como es una embarcación de rescate con su personal capacitado a su cargo.

Una tremenda metedura de pata del anterior gobierno local al licitar el servicio de socorrismo, para prestar su servicio tanto en las playas como en todo el litoral, obvió el solicitar una embarcación, indicando que esta labor la realizaría la policía local de Teulada, que hasta hace pocas semanas disponía de una emb arcación adscrita, pero nadie se dio cuenta de un aspecto fundamental, no había medios humanos para tripular dicha embarcación, y menos, entrenados en técnicas de rescate acuático. El resultado es que a día de hoy esta embarcación permanece amarrada, y sin matrícula, por lo que no se dispone de medio alguno para apoyar posibles rescates.

Peligro para los usuarios. Cuando uno va a disfrutar de las playas sabe que tiene que cumplir las normas y ser prudente. Ante todo debe respetar las indicaciones que le puedan indicar los socorristas a pie de playa para evitar males mayores. Esto se llama prevención, y es la función principal de un servicio de socorrismo, prevenir para evitar el rescate. Pero por mucho que se empeñen con señales tipo banderas de color, o indicaciones verbales, los rescates suceden, y cada uno representa un peligro, tanto para la víctima como para el rescatador. Es por ello que se deben disponer de todos los medios técnicos para proteger y ayudar tanto a víctima como al socorrista. Y aquí es donde una embarcación de rescate es fundamental.

Estas playas están delimitadas por una zona de boyas a 200 metros, cercando lo que se conoce como zona de baño. El socorrista esta obligado a auxiliar a cualquier bañista que se encuentre dentro de esta zona. Ahora bien, 200 metros es una gran distancia para llegar, poder acceder a la víctima y remolcarla de vuelta a la playa. Muy pocos son capaces de esto, mas si una vez en la playa debe participar en una reanimación. Esto se complica si la víctima lo es po r algún motivo traumático y se hace necesario poder acceder a ella con material de inmovilización, imposible nadar con todo ese material, argumentando del todo el apoyo de un medio como una embarcación de rescate.

Por otro lado, se trabaja con un número muy inferior al recomendado en la cantidad de socorristas, siendo en temporada baja solo de uno por playa según el pliego técnico, siendo de dos en la temporada alta. Para muchos resulta una locura dejar la seguridad de toda una playa a un solo profesional que tiene la función de vigilar constantemente el entorno, realizar curas (las postas están a cierta distancia de la playa y ésta se pierde de vista), realizar rescates solo y sin apoyo, siendo los rescates de origen traumático necesarios dos socorristas como mínimo.

La patata caliente la tiene el nuevo equipo de gobierno, obligado a mejorar una licitación de cuatro años que ya ha empezado dando una señal de aviso, un toque de atención. La temporada acaba de empezar y en sus manos esta darle una pronta solución.