Se vacían los pueblos del interior, pero también se quedan sin vecinos los cascos antiguos de los municipios del litoral. Está ocurriendo en la Marina Alta. Los centros históricos agonizan.

El Auditorio de Teulada-Moraira se ha convertido en los últimos días en un gran espacio de reflexión y de creación. 38 alumnos de arquitectura de la Universitat Politècnica de València y de la Politècnica de Catalunya y sus profesores han dado forma a proyectos para dar vida al casco histórico de Teulada. Es uno de los núcleos góticos más interesantes de la Comunitat. Pero sus habitantes se marchan.

Los estudiantes lo han visitado y han hablado con los vecinos. Han radiografiado problemas como la falta de tejido comercial, la rigidez normativa a la hora de reformar las casas, la carencia absoluta de hoteles u hostales o el poco atractivo (sí patrimonial, pero no para la vida) de espacios que deberían ser neurálgicos, como el de la Plaça dels Porxes.

Los universitarios han buscado soluciones. Coinciden en que es básico crear espacios para jóvenes (por ejemplo, un Casal Jove). También han detectado que debe incentivarse que los niños jueguen en las calles y plazas. La fórmula es la siguiente: hoy corretean y ríen, mañana sentirán arraigo.

El arquitecto y profesor de la Politècnica de Catalunya, Jordi Franquesa, lanzó a los alumnos una reflexión interesante. Han creado en las salas del Auditorio, un gran edificio concebido por Francisco Mangado. Pero hay otra arquitectura «anónima», la que resuelve problemas como el de la despoblación de los centros históricos. Los grandes edificios dan la gloria, pero los retos cotidianos dan la vida. Toda una lección.