El movimiento se demuestra andando y... bailando. Las clases de baile en la playa de la Fossa han dado un paso importante hacia la igualdad y la erradicación de visiones machistas. El repertorio musical que suele sonar en estas sesiones incluye temas de reguetón, merengue o salsa con mensajes denigrantes y ofensivos hacia la mujer.

Iván Souza Amador, de 32 años, trabaja desde hace cuatro como monitor de tiempo libre para uno de los grupos hoteleros más importantes de Calp. Sus animadas clases en el extremo norte de la playa de la Fossa son un éxito. Acuden decenas de bañistas de todas las edades. Iván notó hace unos día que dos de las más activas participantes se quedaban quietas, petrificadas, cuando sonaban temas muy populares. Al acabar la sesión, supo que estas dos mujeres, que pertenecen la organización feminista de Calp Mujeres por la Igualdad, no bailaban esos temas en protesta por sus letras machistas y misóginas.

Iván se comprometió ese mismo día a sustituir estos temas musicales. Entendió que no se pueden normalizar mensajes que degradan a la mujer.

Este domingo, Mujeres por la Igualdad asistió a la clase abierta en la playa de la Fossa. Agradeció a Iván y a todo el equipo de monitores su implicación en luchar contra el machismo y defender la dignidad de la imagen femenina.

Sus clases continúan. Siguen siendo un éxito. Y ya no suenan a todo volumen por los altavoces mensajes denigrantes ni ofensivos. "Muchas veces no somos conscientes de lo que bailamos y cantamos. La verdad es que me preocupa mucho sobre todo lo que transmitamos a los más jóvenes, ya que pueden incorporar estos mensajes como algo habitual", explicó Iván.

Para Mujeres por la Igualdad, el compromiso de este monitor constata que no es difícil introducir cambios positivos en las propuestas recreativas y de ocio dirigidas al turismo. Esta asociación espera que cunda el ejemplo y que los otros monitores de bailes y zumba que llenan con sus clases playas y plazas erradiquen también los temas machistas. En la playa de la Fossa, se ha dado ya un paso importante hacia la igualdad y el respeto. Los altavoces atruenan y los vecinos y bañistas bailan con más libertad y tolerancia. Se ha roto otro de esos micro (o macro) machismos que hacen difícil que la sociedad sea más justa y equitativa.