Penélope envía a tomar viento a los pretendientes y se cansa de esperar a Ulises, que remolonea por el Mediterráneo. No es así como acaba exactamente el poema que escribió Homero, quien condenó a la protagonista a deshacer lo que tejía de día. Pero ha llegado el momento de retejer la historia.

En Gata, el feminismo se sube a los balcones. Las mujeres dan puntadas reivindicativas. Reivindican la libertad de tejer y crear. Este año Art al Vent, la muestra de arte textil al aire libre más importante de España, es un grito de igualdad. Las telas reivindican a esa otra Penélope que se rebela y avanza. El arte de tejer le saca las costuras a la sociedad machista.

Sí, las telas que ya cuelgan de los balcones de las calles La Bassa y Duquessa d'Almodóvar (la muestra se inauguró el miércoles y permanecerá hasta el 8 de septiembre) da vuelo a la lucha feminista. El colectivo de Aldaia Mujeres y Punto se subió al balcón del que cuelga su obra «no somos histéricas; somos históricas».

Mientras, también participan grupos de mujeres que tejen con humildad y paciencia una sociedad más justa. Aquí tienen obra el colectivo de León Viernes Tejedor, que da visibilidad a la mujer y al mundo rural, o las Tricotorras, que han reinterpretado la expresión de coser y cantar y practican el tejer y dialogar.

Art al Vent ha reinventado la antigua tradición de colgar de los balcones al paso de la procesión los cobertores. Las telas remiten a esa forma de expresión popular. Pero ahora ondea el arte con mensaje.

La mayor parte de las obras (81 de creadores de 20 países) se han confeccionado con materiales textiles reciclados. Ya es todo un síntoma. De hecho, en esta edición, los artistas denuncian la contaminación y la proliferación de plásticos.

También claman contra las injusticias. Rocío Ramírez y Al «Bato» Landoll, de México y EE UU, han presentado una tela tremendamente impactante que lleva por título «la guerra no tiene piedad».

La exposición trae a Gata a cientos de amantes del arte. El ritual es contemplar las telas y luego refrescarse con un limón granizado de Ca la Tramusera. Mientras, los vecinos no pierden la costumbre de salir a media tarde a la calle a tomar el fresco. Esta estampa tradicional hace buenas migas con las reivindicaciones. El planeta iría mucho mejor si sus habitantes se contagiaran del sosiego de estos vecinos.

Art al Vent pone en escena una programación cultural en la que este año no faltará el homenaje a la maestra y escritora Carme Miquel Diego, fallecida recientemente y cuya madre era de Gata.