«Ya no hacemos promoción turística, sino planificación. Xàbia no puede asumir más visitantes». La concejala de Servicios, Kika Mata, dejó claro ayer que el municipio ha tocado techo turístico. Cada verano se tienen que tomar nuevas medidas contra la masificación. Primero se balizaron las cuevas marinas para impedir que entraran motos acuáticas y embarcaciones. Luego se cerró al tráfico el acceso a la cala de la Granadella. Este verano se ha cerrado también el vial que baja a la Barraca. La cala de Ambolo, pese a estar clausurada por desprendimientos, también está a tope. Todas esas medidas son consecuencia de la saturación turística. El debate tiene su miga. Xàbia vive del turismo. Pero su atractivo reside precisamente en su belleza natural y paisajística.