Dénia vislumbra la meta (el alcalde, Vicent Grimalt, aseguró ayer que en año y medio o dos años estarán acabadas todas las obras del Plan Edificant, que suben a 18 millones de euros), pero el camino es duro. Y es ahora, en el inicio de curso, cuando dos de los colegios públicos, el Llebeig y el Pou de la Muntanya, están patas arriba. Lo de este último centro estaba previsto. Sus 300 escolares de primaria pasarán un trimestre (hasta enero) en las aulas provisionales de la antigua escuela oficial de idiomas. Es un mal menor. Las clases son amplias y modernas. Ahora, se abrirá un paso de peatones en la vía del ferrocarril (no circulan trenes, ya que la línea está en obras). Así los escolares podrán cruzar, acompañados siempre por sus profesores, para ir al patio y a gimnasia al pabellón de Joan Fuster, que queda al otro lado de la avenida (en medio está la vía).

El contratiempo grande es el de las obras de reforma del Llebeig. El ayuntamiento las adjudicó por 203.000 euros a la mercantil Sydca XXI Construcciones, S. L., que debía acabarlas en un mes. El plazo de entrega era el 26 de julio. Pero pasó esa fecha y el colegio «parecía Beirut». Lo dijo ayer el alcalde, que añadió: «Es un desastre. La empresa no ha cumplido los plazos. Ayer (por el jueves) estuvimos allí y la cosa ha mejorado algo, pero queda mucho por hacer».

Total que el lunes los 470 alumnos del Llebeig iniciarán el curso entre obras. El alcalde aseguró que ha exigido a la empresa que trabaje incluso hoy sábado y el domingo. «El lunes el centro debe estar limpio y reunir condiciones de seguridad para los niños. No vamos a consentir ni un retraso más». Ayer los operarios seguían terminado de renovar las escaleras. Estaban cambiando también los alféizares (vierteaguas) de todas las ventanas. La directora indicó a este diario que las vallas que hay en el pasillo de acceso se retirarán antes del lunes.

Una «chapuza»

«Lamentablemente estamos a expensas de una empresa que no ha cumplido. Sentimos impotencia. No acabaron las obras en plazo y luego pusieron la excusa de que en agosto las fábricas estaban cerradas y no les servían material», dijo Grimalt, que reveló que él mismo y los técnicos detectaron la «chapuza» de que el último peldaño de las reformadas escaleras interiores era más alto que los otros.

El alcalde, junto a la concejala de Educación, Melani Ivars, los técnicos municipales y la directora atenderán el lunes, a partir de las 8.30 horas, a todos los padres y les explicarán los problemas con las obras. «Los escolares entrarán en las aulas. El centro va a estar en condiciones», insistió Grimalt.

Pero las obras seguirán con el curso iniciado. La empresa trabajará a partir de las 16 horas, cuando ya no hay alumnos. «Si es preciso le reclamaremos que trabaje por las noches hasta las 7 de la mañana», dijo el alcalde.

Otro proyecto importante, el de construcción del nuevo colegio de educación especial Raquel Payà (el actual centro se ha quedado pequeño y cuenta con cuatro barracones), se está ahora terminando de redactar. Dénia ve la luz al final del túnel. Pero todavía queda un trecho para poner al día colegios e institutos en los que no se había invertido durante décadas.