El urbanismo colgado de los acantilados no tiene fin en la Marina Alta. Se siguen construyendo chalés en parcelas imposibles. También se derriban antiguos y se levantan otros modernos y que se venden por varios millones de euros. Al urbanismo de vértigo no le asustan ni siquiera los vaivenes del mercado inmobiliario. Es un sector que, en plena crisis, siguió funcionando como un tiro.
Ahora se está ampliando un chalé que ya tiene sus años y que corona el acantilado de la cala del Moraig del Poble Nou de Benitatxell. Las obras lo revalorizarán. Impresionan. Las trabajos se llevan a cabo en el filo del precipicio. Se aprovecha hasta el último centímetro. El murete se asoma al vacío.
La constructora que lleva a cabo los trabajos es de Altea. Construir aquí tiene su intríngulis. Los otros chalés han levantado terrazas y piscinas sostenidas sobre arcos y columnas cimentadas en la roca del acantilado.