Halloween era la excusa. La música, lo importante. La iglesia gótica de Sant Bertomeu (excelente escenario) se llenó anoche. El público se lo pasó de miedo. La pianista Marta Espinós ofreció un concierto con melodías para no dormir. Inquietantes, algunas. Otras de un romántico que estremecía. Fernando Palacios ejerció de narrador. Empezó recitando el poema "La desesperación", de Espronceda. El de los "negros nubarrones" y los "aquilones horrísonos". La cosa iba de románticos empedernidos.

La intérprete iluminó la oscura noche de Halloween con composiciones de Liszt, Bach, Chopin, Ravel o Manuel de Falla. También le hizo un guiño al jazz (Thelonious Monk) y a los grandes compositores de bandas sonoras, el genial y perturbador Bernard Herrmann, creador de los temas de "Vértigo" de Hitchcock, o el originalísimo Danny Elfman, compositor de cabecera de Tim Burton.

La música resonó con acústica gótica. Las notas volaron con ecos fantasmales.

El espectáculo, titulado "Piano en penumbras", conjura el miedo a la música clásica. La excusa de Halloween sirve para hechizar a nuevos públicos. Marta Espinós, que es nacida en Xàbia, y Fernando Palacios dan con la tecla. Las penumbras se deshacen y la música resplandece.