En Caló, una pequeña cala "invisible" (un farallón dificulta verla desde el mar) de Xàbia y que no tiene acceso por tierra, no aparecía hasta hace poco en los mapas. Era un recodo litoral secreto. Solo la conocían los pescadores que se descolgaban por los acantilados en esa tradición heróica de "les pesqueres de cingle". Pero el auge de las motos acuáticas, de la náutica y de deportes como el paddle surf y el kayak la han puesto de moda en los últimos veranos. Las excursiones a remo que parten de la Granadella hacen escala en En Caló. Luego siguen hasta la Cova del Llop Marí (se llama así porque aquí habitó una foca monje) y la Cova del Òrguens (las estalactitas que cuelgan del techo asemejan los tubos de un gigantesco órgano).

Tan de moda está En Caló que ya ha entrado a lo grande en la geografía de los rescates. Esta madrugada el helicóptero Helimer de Salvamento Marítimo ha sacado a las últimas cuatro personas de un grupo de 22 que habían quedado atrapadas en esta cala. En realidad, se refugiaron aquí tras cerciorarse de que habían elegido un muy mal día para remar sobre las tablas de paddle surf. El temporal y el fuerte viento les hacía imposible regresar a la Granadella. Se hallaban en la Cova del Llop Marí. Y remaron a duras penas hasta En Caló, que les ofreció un refugio seguro mientras se activaba la compleja operación de rescate (participaron especialistas del GEAS y GREIM de la Guardia Civil, los bomberos del Consorcio Provincial, la Policía Local, Protección Civil y Cruz Roja).

En Caló, la cala secreta de Xàbia escenario de numerosos rescates

Ya este verano la Cruz Roja realizó varios rescates en En Caló. La otrora cala secreta de Xàbia es de una belleza salvaje e insuperable. Está enclaustrada entre acantilados. Es imposible llegar por tierra. Además, los cortados son tremendamente inestables. Anoche, en el operativo de rescate, el helicóptero Helimer de Salvamento Marítimo se colocó en el hueco que deja la cala entre los acantilados. La aeronave se situó en un estrecho espacio para poder subir en la canasta a los atrapados, que se hallaban en una estrechísima franja de tierra. Olas de dos metros rompían en este litoral de piedras.

En Caló y el Llop Marí, nombres de una costa hasta hace poco inhóspita, solo conocida por los pescadores, figuran ya en los mapas del turismo de aventura. Pero las aventuras, en este litoral tan indomable, pueden acabar en angustia y rescate como ocurrió ayer.