«La mayor riqueza de Xàbia radica en su agricultura». Así comenzaba un artículo de los años 60 del libro de Fogueres de Xàbia que glosaba los logros de la cooperativa agrícola Jesús Nazareno, una entidad que llegó a superar los 2.000 socios y que facturaba al año 84 millones de pesetas. La cooperativa, fundada en 1919, contaba con un gran almacén que primero funcionó como trilladora de trigo y luego de uva de moscatel. También fue bodega. Los vecinos conocían esta nave como «la mistelera». Sus socios no eran sólo de Xàbia, sino también del Poble Nou de Benitatxell, Gata de Gorgos y Teulada. La cooperativa, que también contaba con campos de trilla y huertos experimentales de nuevas variedades de cítricos, quebró en 1984. Su patrimonio se vendió.

La histórica trilladora (la nave se construyó en los años 50) ha dado muchos tumbos. En la fachada que mira al este, Correos tiene la oficina logística de Xàbia. Ocupa una pequeña parte del almacén. En el resto funcionó hasta hace cuatro días un supermercado.

El propietario no ha tenido ningún problema para volver a alquiler la nave. Está en un punto estratégico de Xàbia (entre el centro histórico y el puerto y junto al vial principal de acceso al municipio). Se especuló con que se montaría un gran gimnasio. Es uno de los negocios más en boga.

Pero hay otro que todavía está más en auge, el de los grandes bazares chinos. Y eso es ahora la trilladora, uno de esos enormes negocios que se conocen como los chinos y en los que se vende todo aquello imaginable.

Los empresarios orientales apuestan por estos establecimientos «maxi». Las tiendas de barrio se les han quedado pequeñas. En esta nave de Xàbia, se vende incluso muebles de interior y de jardín (de estos últimos hay una gran demanda en Xàbia, un pueblo donde abundan los chalés).

La antigua mistelera es ahora un laberinto de estanterías preñadas de los objetos más variopintos. Es el signo de los tiempos. El pasado agrícola de Xàbia es historia. Y la cooperativa, orgullo del municipio en los años 50 y 60 (incluso recibió premios del Ministerio de Agricultura), hace ya 35 años que se fue al garete.

Eso sí, la vieja trilladora ha recuperado ahora el trasiego. Los últimos meses del supermercado fueron de escasa actividad. El edificio se quedaba sin vida. Ahora muchos vecinos acuden al gran bazar. Fascina encontrar objetos cotidianos y también los más inverosímiles. El amontonamiento le da al lugar un cierto aire al inmenso almacén en el que se perdió para siempre el arca perdida de la película de Indiana Jones.