La Marina Alta se sabe de carrerilla la teoría. Falta la práctica. Ayer se dio un paso importante. El D*na Fòrum Gastronòmic, que Dénia ha convertido, primero que nada, en un espacio comarcal (su comisario, Pep Romany, destacó que Dénia sí ejerce la capitalidad comarcal cuando es «generosa» con los otros pueblos), ha trascendido la cháchara. El foro acabó ayer tras tres días de mesas redondas con el compromiso de pasar a la acción.

Pep Romany leyó, secundado por el agricultor Xavier Mulet, el alcalde de la Vall de la Gallinera, Ignasi Mora, y el chef con cinco estrellas Michelin Quique Dacosta (tres en el restaurante de Dénia y dos en el Poblet de València), un manifiesto con medidas muy concretas. Una de los más potentes es el de involucrar a todos los municipios, también a los del turístico litoral, en la lucha contra la despoblación. La comarca se conjura para salvar los pueblos de la montaña que se quedan vacíos. Es un problema real. La Vall d'Ebo, la Vall d'Alcalà o la Vall de la Gallinera pierden habitantes.

La gastronomía como elemento de vertebración y la creación de un sistema agroalimentario comarcal son el antídoto contra la despoblación. Además, el otro compromiso relacionado con éste es el de asegurar el relevo generacional en la agricultura para mantener los cultivos tradicionales y preservar también el paisaje.

El manifiesto lo firman los ayuntamientos de Dénia, Castell de Castells, Gata de Gorgos, Benigembla, El Ràfol d'Almúnia, Ondara, Jesús Pobre, la Xara, Xàbia, El Verger, Els Poblets, Pedreguer, Pego, Orba, la Vall d'Ebo, la Vall d'Alcalà, la Vall de la Gallinera, Benidoleig, La Vall de Laguar, Alcalalí, L'Atzúbia, Beniarbeig, Calp y Sagra. Faltan unos cuantos. Pero se sumarán.

Todos estos pueblos coinciden en que hay tres infraestructuras básicas para el sistema agroalimentario comarcal. Son un molino de arroz en Pego, otro de trigo en Jesús Pobre y un matadero en Orba. El manifiesto incide en que hay que desarrollar productos gastronómicos que conecten la comarca urbana del litoral con el interior rural.

Una obsesión de Pep Romany también se plasma en el manifiesto, la de pedir a la conselleria de Educación que implante de forma experimental en los colegios la asignatura de cocinar y aprender a comer. La comarca también pedirá a otra conselleria, la de Agricultura, que cree un centro de asesoramiento técnico agrícola.

El alcalde de Dénia, Vicent Grimalt, coincidió con Romany en el acierto de compartir con toda la Marina Alta el brillo de la Ciudad Creativa de la Gastronomía de la Unesco. «En estos primeros cuatro años hemos consolidado el proyecto en Europa. Ahora lo consolidamos en la comarca», dijo Grimalt, que insistió en que los productos del terruño deben llegar a las mesas y cocinas «no sólo de restaurantes con tres estrellas Michelin, sino también a los bares de pueblo».

«Ir al bancal y ser feliz»

El alcalde también dijo que, una vez por todas, debe ponerse fin al menosprecio al campo y a la agricultura. Sostuvo que esperaba no escuchar más a los padres aconsejar a sus hijos que no vayan a la tierra. «Si dejamos perder nuestro territorio, lo perderemos todo. Hay que reivindicar lo de ir al bancal a labrar y ser feliz», manifestó el alcalde, que destacó que jóvenes con estudios universitarios han decidido dedicarse a la agricultura ecológica, al moscatel o involucrarse en proyectos tan estimulantes como el del Mercat del Riurau de Jesús Pobre.