La fiesta de Santa Llúcia es un gozo. Sencilla y popular. Pero de una belleza tan deslumbrante como la del paraje en el que se celebra. La ermita de Santa Llúcia, del siglo XV, corona un "tossal" que forma parte del parque natural del Montgó. La procesión con las imágenes de Santa Llúcia y Santa Bàrbara le da la vuelta a este humilde templo. Al fondo, se alza el imponente Montgó. Y allí abajo está el bullicio de Xàbia. Santa Llúcia es un oasis. El tiempo se detiene.

Cientos de vecinos han subido hoy en romería a este cerro de Santa Llúcia. La senda de herradura es una maravilla. Vale la pena el esfuerzo. Recompensa la panorámica de la bahía de Xàbia y del pueblo. Uno de los momentos más bellos es el de la procesión, claro está. A los xabiencs les encanta esta expresión de devoción sencilla y campestre. Y luego toca recuperar fuerzas. Los mayorales invitan a chocolate y dulces (las típicas bambas). Quien ha subido hasta aquí se ha ganado, desde luego, ese dulce y vivificante tentempié.