Los dos cazadores condenados deben pagar a los dueños de los canes 300 euros por asesinar a la perra Lola y 171 que corresponden a los gastos de veterinario de atender y curar a Kika, que todavía sufre secuelas. 300 euros vale la vida de la perra de raza bretón y de 8 años que el 6 de noviembre de 2014 murió acribillada a perdigonazos. Primero el juez de Benidorm y ahora la Audiencia de Alicante reconocen el derecho de los dueños de los perros a que los condenados los indemnicen con mil euros por el daño moral.