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Arqueología

Los 'fanadiq' o la Dénia que bullía en el s. XII de viajeros y mercaderes

Los arqueólogos han descubierto en la ciudad 7 hospederías, más que en ninguna otra medina de al-Andalus - El reto es musealizar alguna de las mejor conservadas

Los 'fanadiq' o la Dénia que bullía en el s. XII de viajeros y mercaderes

Dénia es de siempre una ciudad de mucho ir y venir. En los siglos XI y XII, pasaban por aquí los musulmanes que peregrinaban a la Meca (embarcaban para cruzar el Mediterráneo). También recalaban los mercaderes que exportaban vino, pasas, almendras o cinabrio (mineral con el que se lacraban las cartas en la Edad Media) de las minas de Almadén. Esos comerciantes luego regresaban con suntuosas manufacturas. Los poderosos de Daniya eran muy refinados. Todo ese tropel de viajeros y mercaderes hacía noche cerca del puerto. Y allí surgieron los fanadiq ( funduq, en singular), hospederías o alhóndigas para esa multitud de paso.

Los vestigios arqueológicos de esa Dénia que daba jergón y condumio a los viajeros han salido a la luz en los últimos 30 años de arqueología urbana. El director del museo arqueológico, Josep A. Gisbert, destacó ayer que es en esta ciudad donde «más tempranamente» se identificó en el territorio del antiguo al-Andalus esa singular construcción que es el funduq. Se han descubierto nada menos que siete. Ninguna otra ciudad peninsular con pasado andalusí tiene semejante concentración de hospederías.

Estas alhóndigas de Daniya son anteriores al funduq nazarí que sigue en pie en Granada, llamado la Casa del Corral y que se levantó en el siglo XIV.

Las hospederías halladas en las excavaciones en Dénia están datadas en el siglo XI, el de la taifa de Muyahid y su hijo Ali, y en el XII, el de los almorávides y el Rey Lobo, Ibn Mardanish. Se situaban cerca del hamman y de la mezquita. Las más grandes, descubiertas en el solar del colegio de los Maristas y en la calle Marqués de Campo, ocupan unos 500 metros cuadrados. Todas tienen una estructura parecida. Presentan dos plantas y un patio central en el que siempre hay un elemento de agua (un aljibe, un pozo o una acequia). En la planta superior se alojaban los viajeros (las habitaciones tenían entre 7 y 13 m2). Abajo dejaban sus mercancías. Los fanadiq de Daniya contaban con entre 15 y 22 cuartos para hacer noche.

Dénia tiene pendiente musealizar algunos de los vestigios mejor conservados (el de Maristas o el que hallado en 2018 en la calle La Mar). Son construcciones que enlazan bien con la turística ciudad actual, por la que pasan y en la que hacen noche cada año miles de visitantes. El pasado deja huella.

Seminario en Murcia

Josep A. Gisbert y la arqueóloga Silvia Ruiz, que ha excavado y estudiado estas alhóndigas de Dénia (otros arqueólogos que las han sacado a la luz son Maria Assumpció Sentí, Josep Castelló y Josep Marqués), presentan hoy en un seminario en Murcia sobre arqueología de edificios comerciales en al-Andalus los fanadiq de Dénia.

Las hospederías de los siglos XI y XII también dejaron un estupendo poema. Gisbert relata que el visir Abu Muhammad Abd al'Aziz, «de preclaro linaje», al ser sorprendido por una mujer tras pasar una noche en un funduq, improvisó esta brillante disculpa: «Oh tú, mujer moralista, no me reproches // que yo haya estado en una casa de baja condición. // No es la fealdad del lugar algo // que pueda ofender mi rango y mi religión. // El sol es excelso, pero // se pone en el lodo y el fango».

Sí, está visto que algunos huéspedes de estos hotelitos andalusíes, además de dormir y descansar, se entregaban a los mundanos placeres.

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