Penya Roja de Pego, el mayor fiasco urbanístico de la historia de la Marina Alta, una urbanización fantasma que destrozó una montaña entera, resucita. Las 1.500 casas quedaron a medio hacer (algunos bloques están más avanzados y de otros sólo se levantó la estructura) cuando en 2008 la poderosa promotora Martinsa Fadesa entró en concurso de acreedores. El abandono se apoderó de la urbanización en ciernes. Ha sufrido pillaje. Los cacos han desvalijado cableados y todo el metal que han encontrado. Se han llevado hasta las tapas del alcantarillado. Hoy, tras 12 años de deterioro, parece que en Penya Roja ha caído una bomba de neutrones. No hay más signo de vida que el de la vegetación que, poco a poco, recupera terreno.

Pero llega una segunda oportunidad para la urbanización fantasma. El grupo VAPF de Benissa ha comprado 800.000 metros cuadrados de este plan parcial de Pego. Ya anuncia la construcción de 1.200 viviendas. Destinará unos 200 millones de euros a restañar esta enorme herida que dejó en la Marina Alta la crisis del ladrillo.

Esta promotora de Benissa, fundada en 1963, no suele errar el tiro. Ha desarrollado 14 urbanizaciones (la más potente la de Cumbre del Sol, en la costa del Poble Nou de Benitatxell) y ha vendido más de 8.000 viviendas. Ahora ha cerrado en Pego una de las mayores operaciones de adquisición de suelo de la última década en la Marina Alta. Proyectos de esta dimensión no hay ahora mismo ninguno en marcha en la comarca.

A subasta por 15,4 millones

Ese músculo inmobiliario de la empresa benissera contrasta con la ruina del otrora gigante Martinsa Fadesa, enfrascado en la subasta de suelo para obtener crédito y poder ir pagando a sus acreedores. El primer precio de este suelo de Pego era de 15,4 millones de euros.

Las obras en Penya Roja se iniciaron en 2003. El grupo VAPF indicó ayer que la anterior promotora dejó las infraestructuras (calles y servicios urbanísticos) «prácticamente terminadas». Pero luego llegó el abandono y el saqueo. La firma de Benissa asegura que dará solución al «problema paisajístico y medioambiental» de esta urbanización, que abrió una inmensa herida en la montaña. Avanza que introducirá en el plan parcial mejoras para minimizar el impacto (más zonas verdes y jardines) e integrará las viviendas en el entorno.

También lanza un mensaje de esperanza a los pequeños propietarios que se vieron atrapados en este fiasco urbanístico. «En su día liquidaron unos importantes gastos de urbanización. Ahora podrán disponer finalmente de sus parcelas y terrenos».

El grupo VAPF espera tener a la venta las primeras viviendas en el verano de 2021 y entregarlas a finales de 2022. Recuerda que el plan parcial incluye una zona deportiva de más de 350.000 m2 (un campo de golf). Y subraya que este proyecto dinamizará la economía de Pego.