La sostenibilidad se demuestra andando. También, pedaleando. El Ayuntamiento de Calp quiere que sus empleados se dejen el coche en casa. La bici es el mejor medio para desplazarse en el municipio. Pero hay subidas. El consistorio, de hecho, está cuesta arriba. La solución: la bici eléctrica.

El ayuntamiento ya dispone de cuatro bicicletas eléctricas para prestar a sus trabajadores. Las pueden utilizar para ir de su casa al trabajo. Y luego, durante el horario laboral, las puede coger cualquier otro trabajador que tenga que moverse por motivos laborales. Al acabar la jornada, el empleado que la tiene asignada la emplea para marcharse a casa. Al día siguiente, vuelve al ayuntamiento dando pedales.

El préstamo de la bicicleta dura dos meses. Luego, si no hay nuevas solicitudes para usarla, el mismo empleado puede renovar la concesión.

Cuatro bicis son pocas, pero por algo se empieza. Es un paso para ir implantando poco a poco el transporte sostenible. Este ayuntamiento es el primero de la comarca que promueve que sus empleados pedaleen. De paso, hacen un poco de deporte y llegan a la faena con los biorritmos activados.

El trabajador que tenga la bici cedida se compromete a usarla correctamente y a recargar la batería. No podrá montarse en la bicicleta municipal para salir a pasear. Su uso exclusivo es para ir de casa al trabajo.