La torre vigía del Cap d'Or de Moraira vivirá ahora una transformación similar a la de la segunda mitad del siglo XVI cuando, en pleno esplendor renacentista, el ingeniero militar Giovanni Battista Antonelli planteó que estas torres funcionarán, además de como atalayas, como fortificaciones artilladas. Las torres del litoral se acastillaban. Y lo hacían con soluciones arquitectónicas del renacimiento.
Ahora el equipo que dirige el arquitecto Antoni Banyuls (lo integran el arqueólogo Rubén Vial, el arquitecto técnico Juan Ivars y los ingenieros forestales Juan Francisco Picó y Joan Fidel Chesa) lleva a cabo la restauración de la torre del Cap d'Or. Lo primero que se hará será consolidar la fortificación, que amenaza colapso. Las grietas son alarmantes. La restauración efectuada en 1991 fue defectuosa y no hizo más que agravarlas.
Luego se recuperará un elemento arquitectónico «de gran valor conceptual y monumental», según se indica en el proyecto. Se restituirá la guirnalda volada que coronaba la torre y que se sustentaba sobre las ménsulas, que sí han sobrevivido, aunque muy deterioradas.
Esa guirnalda «significó la nueva concepción renacentista otorgada a las torres de vigilancia litoral como estructuras defensivas con fortificación artillada». Así se precisa en el proyecto.
La restauración está en buenas manos. Antoni Banyuls es un gran experto en las torres vigía del litoral valenciano. Además, lleva a cabo otros proyectos patrimoniales en la Marina Alta como el de consolidación estructural del Castell d'Ocaive de Pedreguer, una fortaleza islámica del siglo XIII.
También ahora se restaurará el aljibe de la torre del Cap d'Or. Era esencial para el abastecimiento de agua del destacamento. Y el proyecto también incluye excavar el poblado íbero que existió en este promontorio litoral y las inmediaciones de la torre. Así los expertos podrán descubrir posibles cimientos de edificaciones medievales y conocer más detalles de la historia de esta magnífica fortificación litoral.
