Excusas, excusas y más excusas. La policía de Dénia tiene un fino olfato para desarmar coartadas cogidas con alfileres. La mayor parte de los vecinos cumple el confinamiento, pero los agentes todavía sorprenden a "escapistas". Ayer, la Policía Local puso 15 denuncias por incumplir el decreto del estado de alarma y otras tres por hacer 'botellón' en la calle. El número ha bajado respecto a los primeros días.

Los agentes pararon a un conductor en el Assagador del Palmar. Manifestó que se encontraba mal desde hacía días y que un dolor le oprimía el pecho. Dijo que se dirigía al hospital. Pero circulaba en dirección contraria. Entonces sostuvo que se había perdido. La excusa no le sirvió para esquivar la denuncia.

También en el Assagador del Palmar los policías detuvieron a otro coche. El conductor explicó que iba al chalé porque el móvil le había advertido que allí había saltado la alarma. Pero ese motivo no es una excepción para romper el confinamiento.

Y en la misma vía, la del Assagador, un tercer conductor ya no intentó improvisar un pretexto. Reconoció que había cogido el coche para dar una vuelta y que le "diera el aire". Arguyó que no sabía que ir sólo en el coche conduciendo sin ton ni son era motivo para acabar denunciado.

Los agentes sorprendieron de nuevo a un ciclista que no pudo reprimir el ansia de hacer deporte. Desde el primer día, se ponen denuncias a deportistas que son incapaces de sacrificar sus ganas de hacer ejercicio por el bien común de cumplir el obligado confinamiento por la pandemia del coronavirus.

También acabó denunciado el conductor de un ciclomotor que realizaba reparto sin autorización y que, además, no llevaba a las casas ningún producto que se considerara de necesidad.

Otro conductor lanzó el pretexto de que venía de casa de un amigo. Y otro, que eludió el control policial, dijo que venía de comer en casa de su madre.

Los agentes también pararon a una furgoneta cuyos dos ocupantes iban en los asientos delateros. Y en la carretera de entrada a Dénia un viandante dijo que iba de camino a su domicilio. Pero los pasos le llevaban en sentido contrario, hacia Ondara.

Los agentes también denunciaron a unos padres que salieron a comprar al supermercado con sus dos hijas. Cada progenitor caminaba con una de las niñas. La policía identificó primero a uno de ellos con la niña. Y en seguida se encontró con el otro con la otra menor.

Pese a que saben que lo del coronavirus es algo tremendamente serio y que es obligado estar confinados, todavía hay vecinos a los que se les cae la casa encima.