Es difícil para una profesora de Lengua y Literatura explicar en estos tiempos de las redes sociales y los mensajes efímeros el valor de una carta, la fuerza del género epistolar. Las cartas son pura literatura. Y dicen tanto de quien las escribe como de su destinatorio.

La profesora María Ángeles Camarasa, del instituto Antoni Llidó de Xàbia, pensó que sus alumnos, confinados en sus casas, podrían redactar una carta dirigida a un anciano desconocido. Lo planteó como un ejercicio de estilo y también como una vía para que sus estudiantes de Primero de ESO (12 y 13 años) entendieran lo que es una misiva y se metieran en la piel (ahora se llama empatía) de esas personas mayores que, aisladas en las residencias, no pueden recibir las visitas de sus familiares.

Las cartas son conmovedoras. Transmiten tanto ánimo y afecto que la docente pensó que debían llegar a los mayores. La directora del IES Antoni Llidó, Amparo Cortell, contactó con la concejala de Educación, Montse Villaverde. La Policía Local he hecho de correo. Un agente ha llevado las misivas al Asilo Hospital Hermanos Cholbi. Los ancianos podrán leerlas y releerlas. Destilan cariño. Seguro que en estos días de desasosiego se sienten muy reconfortados.

Las primeras cartas que llegarán a manos de los ancianos las han escrito Marian, Joanna, Jaelen y Sofía.

Jaelen, de 13 años, le dice a su destinatorio que "muchas personas te quieren". "Te quiero dar amor y mucha fuerza para combatir este virus juntos. Seguro que eres una persona muy valiente y luchadora y vas a salir de ésta perfectamente. Te lo aseguro y yo estaré aquí para darte toda mi fuerza".

Mientras, Joanna, de 12, traslada al lector de su misiva que "dentro de muy poco esto habrá pasado, y volveremos a encontrarnos con nuestros seres más queridos, y a abrazarlos, y a besarlos. Y lo haremos como nunca antes lo habíamos hecho".

Marian revela que el anciano que lea su carta también la ayudará a ella: "Me pondré en tu piel para saber la situación tan complicada que estás pasando".

Sofía se muestra muy comprensiva: "Seguro que echa mucho de menos las agradables visitas de su familia porque yo también echo de menos a mis amigos y a mi abuelita, a la que quiero muchísimo. Así que le entiendo".

La carta, y así lo han comprendido estos alumnos, es hoy un medio de expresarse con sosiego, ternura y absoluta sinceridad. Ningún mensaje lanzado en las redes tiene la fuerza de esas líneas reposadas que se pueden leer una y mil veces. Las cartas encierran verdad y son un refugio de esperanza. Correspondencia, una bella palabra (y acción) a reivindicar en estos extraños tiempos de epidemia y confinamiento.