La hostelería de la Marina Alta está cumpliendo a rajatabla. La distancia entre las mesas de las terrazas es un mandamiento inquebrantable. Además, los camareros no se quitan las mascarillas y desinfectan las mesas y sillas cada vez que se levantan los clientes. Los geles hidroalcohólicos son el pan nuestro de cada día. Las cartas en papel han volado; ahora son digitales.

Hay imágenes que ilustran perfectamente cómo es esta nueva era de la distancia en las terrazas de la hostelería. Esta mañana en un histórico bar del centro histórico de Xàbia, el Imperial, cuatro clientes se han sentado a tomar el primer café del día. Lo han hecho separados y cada uno en una mesa. La distancia parece casi contracultural. No hace tanto era difícil imaginar que los clientes se sentaran cada uno en una esquina. La hostelería mediterránea es de mucho compartir (también compartir mesa). Eso sí, los cuatro clientes conversaban de una mesa a otra. La charla es sagrada.

Los camarenos, se siente un cliente o se arracime una familia entera, desinfectan luego con escrúpulo las mesas. Higiene y distancia. La desescalada deja imágenes insólitas y de casi perfecta geometría. Hay que sacar la escuadra y el cartabón para organizar las terrazas de la "nueva realidad".