Manuel Jorge, el gran renovador de la arquitectura del paisaje en Xàbia y un notable artista, falleció ayer a los 91 años de edad. El arquitecto había sufrido una fractura de cadera y no ha podido superar las complicaciones surgidas en el postoperatorio.

Nació en Chantada (Lugo, Galicia) en 1929. Estudio arquitectura en Madrid, donde también inició su otra gran pasión, la pintura. Pronto se enamoró de la luz del Mediterráneo. Vivió en Cadaqués, donde conoció a la que luego sería su esposa, la pintora finlandesa Christina Snellman, y también en Menorca. En 1963, ambos se establecieron en Xàbia. Manuel Jorge trabó amistad con Guillermo Pons, pionero del ecologismo y responsable de que hoy el Portitxol sea uno de los grandes espacios naturales protegidos del litoral valenciano. Pons le encargó los primeros proyectos. Manuel Jorge creó la Casa Caracol, un ejemplo de su veneración al paisaje. La vivienda, situada en la carretera que sube al Cap de la Nau, se mimetiza con el paisaje, pasa desapercibida. Es arquitectura orgánica. Integra soluciones de la arquitectura vernácula de la Marina Alta, como los muros tradicionales de piedra en seco. A partir de ahí, construyó más viviendas. Todas de la misma revolucionaria traza. Se funden con el paisaje.

Mientras, Manuel Jorge y Christina seguían creando. Su magnífico legado (el arquitecto trasladaba a la pintura su pasión por una geometría libre y deslumbrante) lo conserva la Fundación Manuel Jorge, que ha inventariado más de 2.000 obras.

Manuel Jorge fue, en su faceta de arquitecto, pionero en inspirarse en el paisaje. Diseñó chalés de formas casi escultóricas. Incorporó las celosías y los muros curvilíneos. En su etapa conocida como «los azules» su arquitectura atrapa los destellos del mar. Su obra es personal y muy reconocible.

Xàbia organizó en 2015 una exposición que sacaba a la luz la trayectoria creativa de Manuel Jorge desde 1961. El concejal de Cultura, Quico Moragues, destacó entonces que la muestra era "un homenaje a una persona vinculada a Xàbia desde los años 60".

En la Casa del Cable, se mostraron las obras en las que experimentaba con al abstracción geométrica y las gamas metálicas. En Ca Lambert se exhibían fotografías, esbozos y lienzos que exploraban el diálogo de arquitectura y pintura, dos facetas indisolubles en Manuel Jorge. En el museo Soler Blasco, se podía seguir la evolución del artista desde 1961 a 1999. Una sala recogía la serie textil en homenaje a Christina, también genial artista que hacía poco que había fallecido. Manuel Jorge y su esposa vivieron durante 1975 en París, en la Cite Internacionale des Arts, fundada en los años 50 por Eero Snellman, padre de Christina. Fue una época de tremenda efervescencia artística.

La Fundación que lleva el nombre del arquitecto y artista se creó para salvaguardar su fenomenal legado y evitar que se vendiese. Los planos, los lienzos, los esbozos... todo el universo creativo de Manuel Jorge y Christina Snellman. Xàbia y el Mediterráneo están ahí.