Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El legado del arquitecto del paisaje en Xàbia

El artista gallego Manuel Jorge, recientemente fallecido, renovó la tradición constructiva local y proyectó decenas de viviendas orgánicas e integradas

El legado del arquitecto del paisaje en Xàbia

Nadie hubiera pronosticado que un arquitecto gallego sería quien mejor interpretaría la tradición constructiva de Xàbia. Pero Manuel Jorge hizo más. Supo leer la arquitectura vernácula. Y le dio un impulso renovador. Utilizó con maestría las tejas, las celosías o los muros de piedra. Incorporó ideas tan revolucionarias como las que apenas diez años antes había plasmado Le Corbusier en la iglesia de Notre Dame du Ronchamp. Manuel Jorge, que falleció en Xàbia a los 91 años de edad el pasado 24 de mayo, innovó con los pies en el suelo. El paisaje era para él sagrado.

El arquitecto y artista, nacido en Chantada en 1929, y su esposa, la pintora finlandesa Christina Snellman, llegaron a Xàbia en 1963. Manuel Jorge traía la lección bien aprendida. En Cadaqués había diseñado en 1961 una ermita inspirada, es evidente, en la citada iglesia de Le Corbusier. Es arquitectura orgánica, viva, que se integra en el entorno. Los muros se doblan. Son una continuación de la montaña.

Ya en Xàbia la pareja trabó amistad con Guillermo Pons, un promotor sui generis, en realidad, un protoecologista. Gracias a él hoy el litoral del Portitxol es uno de los pocos tramos vírgenes que quedan en el litoral valenciano. De la colaboración de Manuel Jorge y Guillermo Pons, surgieron las primeras y geniales casas. La del Caracol, en el Portitxol, reproduce las formas redondeadas de la concha del molusco. El arquitecto recupera un elemento superior, la celosía. Filtra la luz y garantiza la intimidad de los moradores. La sombra, los matices o la ventilación son sutilezas que se echan en falta en los chalés de hoy, aparatosos y geométricos.

Rasgos utópicos

Guillermo Pons también promovió en los años 70 otra genialidad, el conjunto de viviendas llamado Casas de Fidias. El nombre revela un rasgo utópico. Fidias fue el gran escultor de la Atenas de Pericles. Manuel Jorge, arquitecto y pintor, también dotaba a sus viviendas de cualidad escultórica. Este conjunto de chalés, sencillos y bellos, es una utopía. Xàbia pudo tener un estilo arquitectónico propio y único. Pero hoy el urbanismo residencial es una mezcolanza sin sentido.

El arquitecto proyectó más de cien viviendas en la Marina Alta, en Massalavés (la Ribera Alta), Madrid y en Ryadh (Arabia Saudí).

La inspiración de Le Corbusier también salta a la vista en la casa construida en 1984 en la Plana de Xàbia, en el parque natural del Montgó. Su bajo perfil la hace invisible. Está justo detrás de los molinos de piedra. Las formas son onduladas y orgánicas. Manuel Jorge incluso depura la idea de la Casa del Caracol. Es un brillante ejemplo de arquitectura del paisaje.

El arquitecto «introdujo» a su manera el mar y el cielo en sus casas en su periodo azul. Dejó planos geniales que no vieron la luz, como los de una galería de arte que hubiera sido una Notre Dame du Ronchamp laica y xabienca. El Ayuntamiento de Xàbia debería plantearse proteger esta legado y crear una ruta que recorriese las obras personalísimas del artista gallego.

Compartir el artículo

stats