A los vecinos de la urbanización de adosados de Moravit, situada junto a la carretera de Moraira a Calp, ya les escamó que la pasada semana se iniciaran unas obras junto a sus casas, en un terreno que pertenece a un negocio de ferretería. Preguntaron y les dijeron que no debían preocuparse, que se estaba construyendo un pequeño almacén. Pero el resquemor se tornó pronto inquietud. Empezaron a llegar las tramos de una antena de telefonía móvil. Además, los trabajadores construyeron en un periquete la base. Los vecinos, la mayoría jubilados que durante años han vivido muy tranquilos en estos coquetos adosados, no salen de su asombro. Hoy se reunirán con el concejal de Obras de Teulada-Moraira, Héctor Morales, y con los técnicos municipales. No entiende cómo de la noche a la mañana y sin que nadie les avisara les están montando un repetidor a cinco metros de sus casas. La base está casi pegada a la piscina comunitaria y a nada de las casas.
«Está la incertidumbre del efecto que las ondas electromagnéticas puede tener sobre nuestra salud. Pero tampoco es normal que pongan una antena pegada a las casas. Y si se desploma sobre las viviendas», expresó ayer una de las propietarias.
Los vecinos aseguraron que las obras del repetidor no tienen licencia. Precisaron que el promotor ha pedido una declaración responsable y ha iniciado los trabajos. El lunes por la tarde acudió la policía local y los paralizó. Pero ayer los obreros estaban de nuevo ensamblando la antena. El siguiente paso será levantarla y colocarla sobre la base. Los residentes de estos adosados de Moravit esperan que esto no ocurra. Hoy trasladarán al ayuntamiento que no es normal que en estos tiempos del urbanismo participativo y la transparencia les instalen por sorpresa junto a sus casas un armatoste como éste.
Además, advirtieron de que antes la antena estaba junto a un hotel próximo que ahora ha comprado un inversor que ha exigido que se desmantele. Los vecinos ven contradictorio que se monte en un terreno que, además de lindar con sus casas, está en una hondonada. «Aquí vivimos unas 20 familias. Esta zona es apacible y la mayoría de nosotros invertimos nuestros ahorros en esta casa. Buscábamos tranquilidad y ahora no podemos dormir con la preocupación de la antena», advierte uno de los residentes.
