La fauna, habitualmente tímida, se liberó durante el confinamiento de los humanos y ahora se deja ver de tanto en tanto. Los bañistas que ayer acudieron a la playa del Portet de Moraira contemplaron un espectáculo del todo inusual. Un pez raya nadaba tan tranquilo por la orilla.

Parecía no inmutarse por la presencia de los turistas. Movía con placidez sus enormes aletas y recorría de cabo a rabo toda la orilla de esta playa. Algunos bañistas tomaron fotos y videos del animal. Era un privilegio observarlo de tan cerca.

La armonía de sus movimientos sorprendía a quienes nunca habían visto un pez de esta especie. La raya, tras "inspeccionar", la orilla ya se perdió mar adentro.