El concejal de Cultura, Raúl García de la Reina, y el director de Arqueología y Museos, Josep Antoni Gisbert, han presentado hoy un conjunto de cerámicas de barniz negro procedentes de la región italiana de Campania y otras de barniz interno rojo pompeyano, originarias del siglo I a.C., que Manuel Sánchez Valentín ha donado al Museo Arqueológico para su exhibición en el Museu de la Mar.

Manuel Sánchez Valentín, gran aficionado a la pesca submarina, encontró de manera fortuita estos restos arqueológicos subacuáticos en los alrededores del puerto de Dénia el año 1980, según él mismo ha explicado. En aquel entonces, ya dejó en depósito al Museo Arqueológico varias de las piezas encontradas y, recientemente, ha donado el conjunto de 81 piezas de vajilla cerámica de mesa y de cocina campanianas que hoy se ha presentado. Cuarenta de esas piezas están enteras y en buen estado y, en su mayoría, se exhiben ya en el Museu de la Mar.

Esta tarde, a las 20 horas, el arqueólogo Josep Gisbert hablará de esa nave hundida en tiempos de Sertorio, procedente del golfo de Nápoles, con carga de vino y cerámica, de donde proceden las piezas donadas por Sánchez Valentín. Con esta chara se inaugurará la programación estival de los museos de Dénia, que se extenderá hasta el mes de septiembre.

El catálogo y estudio de estas piezas que está realizando el Museo Arqueológico ofrecerá una información capital para el conocimiento del tráfico marítimo y las importaciones de la Dénia romana, Dianium, en la época tardorrepublicana, cuando fue ciudad estipendiaria -sus bienes y personas pertenecían a Roma y esta autorizaba a sus habitantes a explotar sus recursos a cambio del pago de un tributo (stipendium)- antes de alcanzar el estatus de municipium.

La vajilla cerámica de mesa y de cocina hallada data entre el 80 y el 70 a. C., época de Sertorio, y procede, por los contextos que se han podido establecer de diferentes hallazgos, de uno de los navíos procedentes del golfo de Nápoles en aquella época y que naufragó en las inmediaciones del puerto de Dénia.

Estas naves onerarias, ha explicado Gisbert, eran de grandes dimensiones y transportaban vino del golfo de Nápoles, aceite de Apulia y, como carga secundaria, cerámicas finas de mesa y de cocina, muy de gusto del momento, marcado por la romanización del mundo ibérico y, en consecuencia, el resurgimiento del consumo del vino y otros productos itálicos.