El Ayuntamiento de Xàbia vendió en 1959 al entonces ministro de Hacienda la Punta de l'Arenal, un tramo de costa de gran valor paisajístico y donde ya se sabía que existía un yacimiento de época romana. El cargo franquista pagó 10.000 pesetas. Levantó un lujoso chalé. Convirtió las balsas de la antigua piscifactoría romana en piscinas privadas. Su esposa, María Dolores Serres, excavó el yacimiento y halló más de 50 basas, fustes y capiteles de columnas romanas, así como una ingente cantidad de cerámica. Los hallazgos adornaron la casa y el jardín, donde se plantaron plantas y palmeras traídas de Elx, Albatera y Tenerife.

El 27 de junio de 1961 Francisco Franco llegó a Xàbia a bordo del Azor. Su ministro lo recibió en el suntuoso chalé. Navarro Rubio relató en un «cuaderno testimonial» al que en 2012 tuvo acceso en exclusiva Levante-EMV que Franco no mostró interés alguno por las «ruinas romanas». En cambio, sí le preocupó la falta de seguridad de esa finca entonces totalmente abierta al mar. Los cronistas de la época, panegiristas, claro está, del dictador, afirmaron que aquella visita fue «el culmen del prestigio de la villa».