Todavía hay quien recuerda en Xàbia que la posidonia nacía prácticamente en la orilla y sus hojas sobresalían del agua. Quedan vestigios de ese esplendor vegetal y marino. En la cala de la Sardinera, en la misma orilla, crece un rodal de posidonia. Este tesoro sumergido está al alcance de la mano.