Gaudí, por citar un ejemplo de arquitecto genial, se inspiraba en la naturaleza. La naturaleza no necesita modelos. Da forma a arquitecturas sorprendentes y bellísimas. La Marina Alta está salpicada de maravillas geológicas. El viento, el mar, la lluvia... son invisibles obreros que modelan relieves kársticos singularísimos. Hay cuevas y simas por doquier. Y llaman la atención los caprichosos y monumentales arcos. Están en el litoral y también en la montaña. Impresionan.

El de la Penya Foradà, en la Vall de la Gallinera, tiene, además, su cosa mística. Dos veces al año, el 4 de octubre, festividad de Sant Francesc, y el 9 de marzo, se produce la alineación solar de la Foradà. Se contempla desde los vestigios de un convento franciscano fundado en el siglo XVII. El sentido de este fenómeno astronómico lo descubrió el experto en arqueoastronomía José Lull. La Vall de la Gallinera, golpeada hace una semana por el fuego (ardieron 160 hectáreas de gran valor ecológico y paisajístico), es una tierra de prodigios geológicos y astronómicos. Aquí se alinean los astros, en concreto, el astro rey, el sol.

En la costa, en uno de los puntos de más potencia geológica, la cala del Moraig, en el Poble Nou de Benitatxell, surge una bóveda con cuatro arcos, tres que dan al mar y uno a tierra. La Cova dels Arcs forma parte de un paisaje geológico espectacular. Acantilados de vértigo, los imponentes Morro Falquí y Morro Roabit, la falla del Moraig o del Riu Blanc revelan la fuerza descomunal de la naturaleza. La Cova dels Arcs descubre una arquitectura monumental, catedralicia.

Ahora, además, la cueva se ha liberado de hormigón. El destructivo temporal Gloria destrozó el murete que se construyó en los años 80 en el arco que da a tierra. Las olas entraban, violentas, y esta cavidad actuaba como un gigantesco sifón. Escupía con fuerza redoblada ese oleaje, que arrasó este tramo de la cala del Moraig. Costas retomará en septiembre las obras para «renaturalizar» la Cova dels Arcs y el Moraig. La cueva se quita de encima muros y escaleras de hormigón. Esos pegotes no hacían más que ensuciar su belleza natural.

Els Arcs de Castell de Castells, declarados por el Consell paraje natural municipal en 2005, son otra de las maravillas geológicas de la Marina Alta. Están en la vertiente norte de la Serra de l'Aixortà. Como todos estos arcos naturales, se formaron en la noche de los tiempos (en el Paleógeno, hace 30 millones de años). Los dos arcos que adornan la montaña son enormes y de «arquitectura» sinuosa. Se ve la mano de ese genio creador, la naturaleza, que esculpe con excepcional sentido artístico.