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Incivismo

Llenazo y basura en una antigua pesquera de Xàbia

Los bañistas, en su afán por esquivar las calas que tienen control de aforo, acuden en masa a un saliente de roca "escondido" entre los acantilados

Los bañistas acuden en tropel a la antigua pesquera de Sòl del Barranc.

La antigua pesquera de Sòl del Barranc de Xàbia, un saliente de piedra «escondido» entre acantilados, está estos días de agosto hasta los topes de bañistas. No hay control de aforo. El ayuntamiento bastante tiene con poner controladores y barreras en las calas de la Granadella, la Barraca y Ambolo. Es imposible vigilar todos los accesos al mar. Este verano sí se ha logrado «vaciar» Ambolo. Esta cala está clausurada por desprendimientos desde septiembre de 2006. Este es el primer mes de agosto que, a fuerza de cerrar todas las calles de acceso, se ha conseguido que no baje un alud de turistas.

Pero los bañistas exploran nuevos territorios. La pesquera de Sòl del Barranc ya atraía en estos últimos veranos a un puñado de intrépidos que practicaban la escalada en los acantilados (psicobloc) y que se lanzaban al mar desde alturas de vértigo. También acudían turistas más sosegados que se conformaban con nadar hasta la Cova del Llop Marí.

Este agosto los bañistas bajan en tropel a esta pesquera. Esquivan las calas que tienen control de aforo.Descienden por la empinada senda. Tiene tramos de escalones que dan mucho respeto.

Este verano del coronavirus los turistas tienen un perfil muy definido: son jóvenes que acuden a las calas de la Marina Alta desde València y Alicante con provisiones para pasar el día. Los que bajan a esta pesquera de Xàbia lo hacen cargados con neveras. También llegan turistas en embarcaciones. Las amarran a las boyas de fondeo y, si no hay ninguna libre, echan el ancla.

Este saliente de piedra, que hasta hace unos años solo conocían los pescadores que pasaban las noches colgados de los acantilados, estaba ayer atestado. Las aglomeraciones se dan ya en los lugares más recónditos e insospechados. La senda era un hormiguear de bañistas. Muchos acudían por primera vez. La calle de arriba, la de la Torre de Ambolo, estaba como nunca se ha visto de coches. El problema de vehículos que bloqueaban las calles de la cala de Ambolo se ha trasladado ahora aquí.

La masificación de esta antigua pesquera, un enclave litoral de gran valor natural y paisajístico, también provoca que prolifere la basura. En la senda, ya se ven algunas mascarillas tiradas. Los residuos de la pandemia llegan a los acantilados. Hay bañistas que son incívicos redomados. Dejan bolsas repletas de residuos y tiran las latas de cerveza donde les viene en gana.

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