Ahí fuera también hay vida... educativa. En Xàbia, un pueblo con una temperatura media anual de 18 grados y en el que casi todos los días brilla el sol, los patios dan mucho juego. Dan más que juego y recreo. También son espacios escolares muy aprovechables. Así lo ha entendido la dirección del colegio público Port de Xàbia. Ha transformado las zonas exteriores en aulas.

Lo más importante es ahora comenzar el curso con relativa normalidad y garantizar la seguridad de los alumnos y maestros. «Vamos a apostar por dar al aire libre todas las clases que podamos. El riesgo de contagio se reduce mucho», indicó ayer la directora de esta escuela, Isabel Moreno.

Los profesores llevan un verano de no parar. Quieren que el colegio esté totalmente preparado para recibir a los alumnos el próximo lunes. «El ayuntamiento y la conselleria de Educación están trabajando muchísimo», subrayó Moreno, que dijo que en estos difíciles tiempos de distancias quieren hacer una escuela «muy acogedora y abierta».

Los trabajadores contratados por el consistorio de Xàbia en el plan de empleo también están colaborando en acondicionar éste y otros colegios.

Los maestros son, sin duda, los primeros que se han arremangado. Han alfombrado el suelo de las aulas al aire libre con césped artificial. El centro ha comprado mesas de pícnic que serán los nuevos pupitres escolares. En cada mesa, se sentarán tres alumnos, dos en los extremos de uno de los bancos y el tercero frente a ellos y en el centro del otro banco. «De esta forma, cumplimos la distancia de seguridad», subrayó la directora.

Además, la familia Benimeli ha cedido al colegio los troncos de una tala reciente de pinos derribados por el viento en la partida Rafal de Xàbia. Los troncos más grandes se utilizarán como mesas y los otros como asientos. La imaginación ayuda a superar los mil problemas de esta complicada vuelta al cole.

En este colegio, el ayuntamiento también ha tirado tabiques para ensanchar zonas interiores antes estrechas. Además, la clase de tecnología se ha convertido en aula.

Ninguna clase tendrá más de 18 alumnos. La conselleria ha enviado tres profesores más al Port de Xàbia para este curso.

Es evidente que en los días de lluvia y frío las clases se impartirán en aulas de cuatro paredes. Pero, si luce el sol, los alumnos darán clase allí «donde germinó la semilla del cielo azul». Sí, es un verso de El sitio de mi recreo, de Antonio Vega. El sitio del recreo es ahora un aula en la que lo único que se contagia es el sano placer de enseñar y aprender.